Luis Cortés canta sus 'Dolores' a Sevilla

No hay momento de mayor expectación que el inicio de un concierto, cuando se apagan las luces. El público estaba eufórico, y bastó con que saliera la banda para desatar silbidos y gritos de emoción. Por un instante, pareció que el siguiente en subir al escenario sería el protagonista de la noche, pero no lo hizo. En su lugar, una cuenta atrás inundó la pantalla.

«Esta noche, en este recinto hay dos tipos de personas; los que conocen a Luis Cortés y los acompañantes», anunciaba una voz masculina. «Luis tenía el corazón roto y decidió contar su historia inspirándose en sus musas… Intentó buscar respuestas a preguntas que se quedaron sin contestar».

Pasar por una mala racha tiene aprendizajes como consecuencia. En base a ellos, Cortés ha establecido una serie de condiciones que los asistentes deben cumplir si quieren disfrutar del espectáculo. Primero -y lo más importante, porque cuando da 'el bajón' se olvida-, «no llamar al ex», recordaba la voz masculina. Tampoco se puede perder de vista la pantalla, porque los vídeos proyectados cuentan parte de la historia, ni limitar las emociones: «canta, ríe, llora». Por último, es fundamental respetar a todas las personas de alrededor, porque «a lo mejor necesita olvidar. Si ves que otra persona se emociona, emociónate». Después de repasar las reglas, los sevillanos estaban listos para dar rienda suelta a las emociones en cada canción.

Anoche, Sevilla no vio por primera vez a Luis Cortés sobre el escenario, lo hizo a través de la pantalla, aunque no era Luis, sino «Luisillo», la versión joven -en forma de niño- del cantante. Tras una intro en la que el pequeño peleaba con su hermana, que le había quitado lo que parecía ser un diario, rompe, sin querer, un jarrón. Para evitar un castigo por parte de su madre, se esconde bajo una mesa. Es ahí donde aparece Luis, de 22 años, y le cuenta su historia a través de la música.

'Al Alba', 'Hoja en blanco' y 'Ojalá' son algunos de los temas que interpreta. A continuación, hay otro diálogo entre Luis y Luisillo, donde el veinteañeros le desvela que «a veces las cosas no salen como queremos». Es cierto, pero, por suerte, todo pasa y de todo se aprende. Lo que empezó siendo tristeza causada por el desamor, terminó convirtiéndose en esperanza cuando una nueva musa llegó a su vida, algo que plasma en 'Esa morena'.

A pesar de estar hablando de dolor, los ritmos aflamencados de cada tema invitaban a bailar, y los espectadores sacaron sus mejores pasos durante toda la velada, especialmente cuando sonó 'Mala vida'. Con 'Me duele quererte' pasó algo similar, pero hubo quien, en vez de de moverse al ritmo de la música, prefirió centrarse en cantar -mejor dicho, gritar- la letra.

A lo largo de la noche, el valenciano lanzó mensajes que recordaban la importancia del amor propio, algo que se volvió evidente cuando llegó el turno de presentar 'Sin ti, sin mí'. Sin duda, una autoestima sólida es fundamental para una relación exitosa, porque sí, el amor empieza por uno mismo.

Antes de pasar a 'En sueños', Cortés invitó a las parejas a levantar la mano. Unas llevaban 6 meses, otras 5 años, 20, 29, 30… Incluso 36. Sin embargo, la ganadora fue la de 39 años. «¿Cuál es la clave?, preguntó el joven, a lo que los veteranos respondieron «el amor y el respeto».

El espectro del amor es inmenso. Además del amor de pareja, existen otros tipos: el propio, de amistad, por el trabajo, familiar… Pero, como el amor de madre -por lo general-, ninguno, y el joven, en su caso, lo califica como «el más puro». A estas alturas, la madre de Luisillo esperaba impaciente a que su hijo saliera de su escondite, y Luis aprovechó la ocasión para aconsejarle desde la madurez: «Sal y dale el mayor abrazo que le has dado jamás». Funcionó, y madre e hijo se fundieron en un tierno abrazo. La pantalla se apagó y, como el escenario estaba vacío, ese lucía ser el final del concierto. Pero, «¿cómo voy a despedirme yo sin cantar el tema tan especial que tengo para mi madre? ¡Valorad mucho a las madres que son gloria bendita!». 'Mamá' comenzó a sonar.

Una cita así merecía una despedida por todo lo alto, y Luis Cortés lo hizo con su himno 'Que me lleve el aire'. Todos la disfrutaron, incluso en los rostros de quienes no la conocían había una sonrisa. Ahora sí, el show había terminado.

¿Hay algo más universal que el desamor? Por suerte o por desgracia, a todos nos han roto el corazón alguna vez. En cierta medida, el dolor depende de lo que hagamos con él, y Luis Cortés consiguió convertir el daño en arte. No es la primera vez que alguien utiliza la música para sanar el alma, tampoco será la última. La tristeza no es agradable, pero es una emoción más y, al fin y al cabo, vivir es sentir.