crónica
Isabel Pantoja, profeta en su tierra
La tonadillera nacida en Triana ofreció anoche en Sevilla ante más de 6.000 fans un concierto de tres horas y media en el estreno de su gira '50 años'
Concierto de Isabel Pantoja en el Estadio de la Cartuja, en imágenes
Seis años y tres meses después de su último concierto en Sevilla, Isabel Pantoja regresaba anoche a su ciudad natal para estrenar '50 años', la gira con la que conmemora su medio siglo de exitosa carrera artística. La tonadillera, que se mostró ... visiblemente emocionada durante numerosos momentos de la velada, estuvo toda la noche muy conectada con el público, que no paró de corear su nombre y de lanzarle piropos, destacando el grito de guerra de sus fans: «¡Ay, ay, ay, Pantoja es lo que hay!». Isabel respondió con un agradecimiento sincero, «Sin vosotros no sería nada, solo una mujer, nada más».
A pesar de que los espectadores estaban completamente entregados con la tonadillera, lo cierto es que en 2017 congregó a 12.000 personas en la capital hispalense, mientras que anoche apenas superó las 6.000. Con la cantidad de datos, informes, programas y aplicaciones que existen actualmente para cuantificar el interés real de una gira o un espectáculo concreto, se antoja harto complicado entender cómo una artista de la experiencia de Isabel Pantoja opta a estas alturas de su carrera, con un poder de convocatoria menor que antaño, por el Estadio de la Cartuja para dar un concierto.
El mal llamado Estadio Olímpico es el recinto de mayor capacidad de cuantos existen actualmente en Sevilla. El resultado fue cuanto menos cuestionable. Nada que ver con el espectacular ambiente que se vivió en el mismo lugar hace solo unos meses en el histórico concierto de Manuel Carrasco (74.000 personas) o el de hace solo un par de semanas de Rauw Alejandro (14.000). La misma cifra de fans que acudieron ayer a su cita con la Pantoja, hubiese creado un ambiente mucho más cercano y emocionante en la Maestranza, por ejemplo, cuyo aforo para los conciertos es de 7.000.
En lo estrictamente musical, tras más de media hora de retraso, la cantante fue de menos a más. Comenzó con la voz un tanto frágil, a lo que cabe añadir la llamativa falta de sincronía con la orquesta y el pianista que la secundaban en el gigantesco escenario. «El directo es lo que tiene, aquí no hay nada de nada grabado», suspiraba un tanto apurada.
Tras un inicio titubeante, en el que se alivió en no pocas ocasiones a la hora de entonar los agudos y en el que la propuesta de mostrar fragmentos mínimos de numerosos temas de su extensísimo cancionero no terminó de cuajar, la Pantoja entró en calor y mostró un poderío vocal que en la previa muchos cuestionaban que todavía tuviera, pero que ayer exhibió sobradamente, especialmente en temas como 'Aquella Carmen', 'Esta pena es mía' o 'Nada'.
Infinita cascada de éxitos
A partir de ahí encadenó una infinita cascada de éxitos, en los que ha basado gran parte de los casi 30 millones de discos que ha vendido a lo largo de su brillante trayectoria: 'Marinero de luces', 'Pensando en ti', 'Hoy quiero confesarme', 'Virgen del Rocío' (con un mar de luces de móviles iluminando la grada), 'Se me enamora el alma', 'Yo soy esa', 'Nací en Sevilla', 'Caballo de rejoneo'.
El espectáculo, que duró tres horas y media y contó con la presencia de la artista británica Shirley Bassey, a quien saludó la Pantoja de manera muy cariñosa en la recta final del show, supone un puñetazo en la mesa de la reina de la copla, que reivindica su trono dándolo todo sobre el escenario, como debe ser. Una actitud y una aptitud que su tierra supo apreciar con constantes ovaciones y que provocaron las lágrimas de la artista.
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