Carmen Xía, coplera y rapera, llega a la Sala X con 'El Cuerpo': «Es memoria colectiva, un cuerpo colectivo»

Para la artista isleña el éxito es que su música llegue a las personas mayores, a las vecinas de los barrios. «Vienen a los conciertos, las vemos y nos escuchan. Las chavalas nos conocen por su madre o por su tía, es una cosa transgeneracional y es lo que estamos recogiendo», explica Xía. El suyo es un camino que se abre paso entre el rap y la copla, entre la electrónica y el folclore. Carmen Xía es Martirio, Lola Flores, Gata Cattana y Lauryn Hill. «¡No sé cómo lo hago! No tengo ni idea. Las llevo dentro, para mí son muy grandes».

Cuando Carmen Xía se sube a un escenario lleva consigo el aura de una coplera y la actitud de una rapera, tiene el mensaje y la crítica de los versos que se escriben en la calle, pero el age de la Paquera o Camarón en los quejíos. «Salen cuando tienen que salir, pero siempre están ahí. No planeo mucho a Carmen Xía porque es que soy yo. No planeo mucho lo que dice y cómo hace cosas, simplemente las hago [ríe]».

La artista isleña llega a la Sala X para presentar su segundo trabajo de estudio, 'El Cuerpo' (Propaganda pel Fet!, 2024), cita con la que pondrá fin a su primera gira junto a su productor y compañero de proyecto, Suzio Tarik. En tan solo un par de años, ambos han conseguido encontrar un hueco en la escena andaluza y nacional, algo complicado tanto por lo coplero como por lo hiphopero «Está siendo muy bien acogido. Está gustando, están viniendo a los conciertos, estamos muy contentos. Tenía muchas ganas de hacer una gira nuestra».

Este disco sigue la senda que Carmen Xía marcó con el primero, 'Orguyoça' (2022): reivindicación, feminismo, andalucismo, pero también cotidianidad, folclore e incluso humor. Sus canciones han ido poco a poco llegando a más gente, pero la acogida de 'El Cuerpo' está siendo tan positiva que a la propia Xía le cuesta reconocerlo: «He notado que se ha ido sumando más gente. ¡Me cuesta mucho decirlo! Pero está gustando [ríe]. No me gusta decirlo ni presumir, me cuesta mucho, pero sí que estoy orgullosa del trabajo que hemos hecho y del que estamos viendo frutos».

El proyecto de Carmen Xía tiene sus inicios en Cádiz, con el grupo Awita Toffana: «Tenía un grupo de amigas, hacíamos rap feminista. Llegó la pandemia y el grupo se paró», relata Xía. Por aquel entonces, ella quería seguir haciendo música, estaba empezando a escribir nuevas canciones, así que pregunta en su entorno por alguien que pueda ayudarle con las bases: «Me recomendaron a Tarik que es de Cádiz también. Fue amor a primer beat. Nos vimos, empezamos a trabajar juntos, sacamos el tema de 'Orguyoça' y ya no hemos parado de trabajar juntos. De hecho es como cuando se mezclan las personalidades de Don Quijote y Sancho Panza al final de la novela, pues igual, estamos en ese punto en que a ambos nos gusta lo que hace el otro, nos sale de forma natural».

Tal es la sinergia que ambos aparecen como coautores en todos los temas del disco, inclusive del propio album: «Para 'El Cuerpo' los hemos compuesto a la vez, prácticamente. A lo mejor él tuvo la primera idea, o en otra yo. Hemos compuesto de forma paralela, muy a la par. Él ha aportado en letras y yo en producción, ha sido de forma conjunta», detalla la isleña.

Todo en ella surge así, como si no hubiera otro cauce posible por el que discurrir: llevar el rap a la copla entre samples y bases de hip-hop, como si se hubiera hecho de toda la vida. «Soy de San Fernando, de la Isla, y tú sabes, allí Camarón es igual que Freddie Mercury, ¡qué te voy a decir! En la calle lo que cantábamos los chavales era rap. Fue un poco de forma orgánica. Luego conocí a Tarik, que viene de la música electrónica, y vimos que podíamos hacer algo. De forma natural empezaron a surgir más canciones».

Así, entre la copla y el hip-hop, la voz de Carmen Xía encuentra su forma de ser en un terreno que, para otros artistas, podría ser como saltar de un trapecio sin red de seguridad. La clave, para Xía, es no quedarse con ninguno de los dos estilos, pero en ambos a la vez: «Voy por épocas, la verdad. Voy fluctuando. El rap lo he mamado porque desde adolescente me ha interesado muchísimo, así que voy fluctuando. Siempre me voy a considerar de los dos terrenos y de ninguno».

Aunque luego piensa unos segundos y asevera: «Soy muy coplerilla. Es que no sé si es tópico o no, ¡soy de Cádiz! Y soy muy carnavalera, en las reuniones se cantan coplas de carnaval». De hecho, en 'La Juani', un tema de su primer álbum, Xía rapea: «Y encima este año no ha habío ni carnavá / con la terapia que me ahorro / si me pongo yo a rajá / salgo con mi chirgota / que no es heteronormá».

La isleña reconoce que salir en una callejera en Carnaval es una fantasía que tiene pendiente: «¡Quillo! Me encantaría, de verdad. Aunque sea un romancero, el formato que sea. Pero es que es mucho trabajo, ¿eh? Eso es como sacar un disco todos los años. A lo mejor para el año que viene sacaremos un romancero o algo, del tirón».

En este segundo disco se afianza un estilo propio en el que confluyen por un lado las inquietudes artísticas de Tarik y Xía y, por el otro, una actitud reivindicativa llena de mensajes políticos. Su primer disco, 'La Herida', nace de una conferencia de Martirio a la que asiste Xía: «Ella, como siempre, soltando barras, dijo 'el arte es una herida'. Lo vi, ahí lo vi. Ella me lo dijo. Lo que estoy expresando en ese primer disco es el dolor, visto desde una forma más política, explícitamente más política y de territorio. Sentí que tenía que llamarse así».

Para componer los temas que vertebran 'El Cuerpo', Xía y Tarik caminan sobre lo andado, pero encontrando nuevos sonidos, una evolución en la que brillan temas más pegadizos como 'Premenstrual' o 'Candela': «Noto que soy más segura de lo que digo y de lo que hago, es la principal diferencia. En el primero estaba bastante segura, pero en el segundo noto madurez musical y artística, noto un escalón, tanto por parte de Tarik y de la mía, de trabajar juntos, de todo».

Carmen Xía es una de las artistas que han llegado a la escena en los últimos años con la irrupción del nuevo andalucismo, como Califato ¾ o La Plazuela. «Es necesario un mensaje político explícito y no quedarse en la superficialidad de la estética», afirma Xía. «El arte es transgredir. El arte es compromiso y atravesar ideas. Sobre todo, ser críticos con el sistema, señalar a quien haya que señalar sin pelos en la lengua. Quedarse en la superficialidad es un error y para eso me compro una camiseta con la bandera de Andalucía, que es lo mismo».

Eso sí, añade que eso no debe ser obstáculo para que surjan otros proyectos sin un compromiso político, «pero quienes cuestionan al poder tenemos que existir. Para mí, es necesario y vital hacerlo». En este nuevo trabajo ese sentimiento de colectividad cobra una dimensión distinta en las letras, a veces menos explícita que en el primer trabbajo. «Supe desde el principio que quería que se llamara así, 'El Cuerpo'. Lo he trabajado de forma distinta, más carnal, encarnando todo lo que me iba surgiendo. He intentado expresar un cuerpo que no es el mío, memoria colectiva, cuerpo colectivo, memoria andaluza. Creo que si se explican de forma colectiva todo cobra más sentido».

En esa colectividad, y en las temáticas e inquietudes que atraviesan ambos discos de Carmen Xía, están los cuidados y la sororidad: «Son la base de la vida, lo que permite que las demás cosas puedan ser», puntualiza la artista. «Los cuidados sujetan todo lo que es una persona individual y colectivamente. Al sistema capitalista no le interesa entender que los cuidados son el centro de la vida, si no las amas de casa cobrarían y cotizarían [ríe]. Tendrían una importancia, claro, pero están relegados ni siquiera a un segundo plano, sino a un décimo».

De momento, y aunque la acogida ha sido buena, Carmen tiene los pies en la tierra porque la precariedad —otro de los temas que atraviesan su obra— siempre está a la vuelta de la esquina para proyectos como el suyo: «Lo voy toreando como puedo. Hay épocas mejores, épocas que estamos más tiesas», confiesa. «Ahora mismo me dedico a esto porque pago mi alquiler y mi comida, pero bueno, ¡yo qué sé!».

Sobre esto, Xía reflexiona: «¿Hasta qué punto sería beneficioso fichar por un gran sello si eso implica dejar de hablar de ciertas cosas? Me gustaría estar menos ahogada, pues sí, pero bueno». Eso sí, aclara Xía que bajo esa premisa de libertad no pretende «romantizar la pobreza»: «Quiero tener mi casa, mi coche, mi vida básica, que tampoco estoy pidiendo una barbaridad. La libertad que tenemos nosotros en el proyecto es 100%. Somos muy libres y eso no tiene precio».

Actualmente Carmen reside en Granada, donde aúna su trayectoria en los escenarios con la docencia, dando clases de piano a personas de distintas edades: «Cuando me vino todo lo de la música me estaba preparando las oposiciones para ser maestra. Me gusta hacer música pero también me gusta dar clases. La docencia es lo mío».

De momento, la artista ha encontrado en Granada su sitio, en un equilibrio entre las idas y venidas de Madrid [donde reside Tarik], lugar escogido por tantos otros artistas andaluces para estar en contacto con productores y discográficas, pero que no es una opción para Carmen: «No, no, no. No me veo en Madrid», ataja sin dudas.

Más que alejarse de aquí, de hecho, el plan sería en el futuro poder volver a casa: «Me encantaría vivir en mi casa y tener a mi mare, mi tía y mi abuela. Me encantaría, pero he encontrado mi sitio aquí, tengo más al alcance el tema de la música, los espacios donde cantar, tengo una red amplia dentro de la música, y mi sitio está aquí. Me encantaría comprarme una casa al lado de mi familia. Mi sueño es ese, vaya».