Conciertos
Restinga, una música que nace entre Andalucía y Marruecos: «De forma natural suelo escribir de temas diferentes según el idioma»
Este jueves 16 de octubre, la artista hispano-marroquí Restinga presenta su primer disco, 'Free Baby', en la sala X
Sevilla
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Iniciar sesiónHa pasado un mes desde que se mudó a Madrid, tras catorce años viviendo en Sevilla. Herminia Loh Moreno (Tetuán, 1993) sentía que la capital hispalense se le quedaba un poco pequeña, no solo en lo musical, también en lo personal. «No soy de ... Sevilla, no tenía un trabajo que me atara y luego la proyección musical es más cerrada, más complicada», afirma esta artista que el pasado mayo publicó bajo el nombre de Restinga su primer álbum. «Tiene ocho canciones y 30 minutos justos, que es lo mínimo para considerarlo un disco, pero sí, para mí lo es», explica Loh Moreno, que estará este 16 de octubre en la Sala X presentando estas canciones.
Restinga en Sevilla
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Dónde: Sala X
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Cuándo: 16 de octubre
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Dirección: C/ José Díaz, 7, 41009 Sevilla
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Horario: 21.00 horas
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Entradas: desde 12 euros (lasalax.com)
De padre marroquí y madre linense, Herminia lleva a Tetuán (su ciudad natal) en el nombre —Restinga es la playa a la que solía ir de pequeña—. Allí empezó a experimentar con la música. Ya desde muy pequeña, a los ocho años, Herminia recuerda juntarse con sus amigas para tocar y cantar. Más tarde, ya en el instituto, montó un grupo de metal donde hacían tanto versiones como temas propios. Con 18 cumplidos decide mudarse a Sevilla para estudiar y, poco a poco, empieza a adentrarse en la escena sevillana, primero como DJ y después a través de varios grupos: Pony Pool Club, bajista en algunos grupos como Salvar Doñana y, posteriormente, Restinga, su proyecto más personal. «Echaba de menos componer, está guay pinchar y producir, pero lo que siempre me ha gustado es hacer música».
Así, poco a poco, desde su cuarto, Restinga fue armando canciones sin ninguna pretensión. Primero, para paliar una necesidad artística y personal. «Era todo para mí, iba cacharreando con instrumentos, pero lo veía tan cutre y mediocre que me lo quedaba para mí». Este proceso personal dio como resultado un primer EP. «No sabía hasta que punto iba a seguir con esto», resume Herminia. El pasado mes de mayo, sin embargo, publicó su primer disco, 'Free Baby' (Raso Estudio), un álbum de ocho canciones cercano al bedroom pop donde se mezclan no solo estilos, sino también culturas e idiomas. «Nunca lo he pensado así, como una unión de cosas», reconoce Herminia, «sino como una persona que tiene diferentes referencias. Vengan de donde vengan. Al final cojo de aquí y cojo de aquí y lo mezclo, pero de forma natural, sin mezclar nada».
En sus canciones se intercala castellano con darija, aunque en el proceso compositivo de Restinga, Herminia parte de la sonoridad de la melodía para, posteriormente, armar la letra y la historia, y no al revés de forma consciente o meditada: «Todo surge de forma natural, suelo escribir de temas diferentes según el idioma», admite. «Hablo mejor el castellano que el darija, pero siento más Tetuán como mi casa porque me he criado allí», concede la artista quien, en este proceso compositivo, habla de distintos temas según el idioma en que componga; el castellano es el más emocional, el darija tiene una mirada más nostálgica y social: «Tengo una canción cuyo estribillo básicamente es una canción tradicional de allí, y lo que dice es: mamá no quiero trabajar porque mi futuro es una botella de ginebra. Hablo de cómo una generación siente que no hay futuro y por eso quiere irse de allí», detalla la artista hispano-marroquí. «Voy tirando de ese tipo de referencias para hablar un poco de la sociedad y de cómo no me siento muy aceptada por cierta parte de la sociedad marroquí».
En la producción de este disco, y en la búsqueda de ese sonido mestizo, ha contado con la ayuda de Jose Ugía ['Machete Carrasco' en los Derby Motoreta's Burrito Kachimba], conocido productor en la escena sevillana. «Lo conocí en 2017 o así y luego nos hemos cruzado en las calles de Sevilla. Un día le comenté mi proyecto, quedamos para hacer música, y de forma orgánica empezó a producir los temas. Yo ya estaba en esa etapa de producción, pero estaba atascada. No sé si lo llegamos a hablar específicamente, pero empezamos a quedar y terminamos produciendo las canciones. Ha aportado mucho, me ha dado mucha tranquilidad a la hora de sacar el disco. Necesito tener esa confianza con alguien y con Jose la tengo para estar tranquila, segura y en confianza», detalla Herminia.
Este año, Restinga ha estado girando en salas con el disco y, para tal ocasión, Herminia ha decidido respaldarse con un par de músicos para darle otra dimensión al directo: «Decidí que iba a ir con banda a todos lados. Enriquece muchísimo el directo», responde la artista. «Yo he sido siempre de toda la vida de tocar. También en directo he lanzado pistas y he cantado y he tocado por encima, pero me parece un poco menos música en directo, de alguna manera. Y, claro, yo hice el disco sin pensar en el directo ni en nada. Tuve que pensar cómo llevaba todo esto al directo. Hablé con Clara Boixader y Pablo Narea del grupo Arrecí0, para que tocaran el synth y la batería y yo voy tocando la guitarra y cantando», relata la artista quien, dentro de esta escena sevillana, también pertenece a otras bandas como Pony Pool Club, además de tocar de bajista para otros proyectos como Salvar Doñana: «Con Pony Pool Club, no sé si me he metido en un grupo o en una hipoteca [ríe]. Son mis amigos y estoy agustísimo y creo que hacemos música muy guay, pero no gano dinero. Es un poco por amor al arte. Tampoco vivo de la música, me refiero. No he llegado a ese punto».
De momento, para Restinga vivir de la música no es un objetivo a corto plazo, «si se da, que sea de forma orgánica y natural, no me quiero frustrar», admite. «La vida del artista es muy precaria. Te ofrecen condiciones que tú las puedes aceptar o no, pero hay bolos que tienes que mirar si te interesan o tal, ya no por visibilidad, sino porque vivir de la música es complicado. Yo ahora estoy cobrando el paro. Antes trabajaba con los DMBK de chófer los fines de semana y con eso tiraba. Entre semana hacía música, porque de esto todavía no soy capaz de vivir. Y ahora que me he mudado a Madrid es verdad que tengo bolos los findes, pero eso no vivo solo de esto porque no llega».
Dentro de esta gira de bolos, Restinga ya tiene agendados varios conciertos en Marruecos. Volver a su tierra, admite, es ilusionante: «Gracias a Alan, mi manager en Raso Estudios, hemos organizado a través del AIE y el Instituto Cervantes una serie de conciertos. Teníamos uno en Rabat y él me dijo: ya que vamos, aprovechamos y hablamos con el centro Cervantes para hacer varios bolos. Tocamos en Fez en el Cervantes, luego en Tánger y Tetuán, que me hace mucha ilusión, y terminamos en Ceuta», detalla sonriente la artista: «Sí, me hace un montón de ilusión, la verdad. Me hace gracia porque aquí la gente no entiende esas letras, y tampoco quiero dar explicación de ellas, me hace ilusión que alguien esté entendiendo lo que estoy cantando, encontrar gente que a lo mejor puede empatizar con mis letras».
Como artista hispano-marroquí, Restinga sigue de cerca la actualidad de su tierra y sus recientes manifestaciones, sobre todo movidas por los jóvenes, pidiendo más derechos y libertades y que ha terminado con una fuerte respuesta policial: «Por fin una generación, que no sólo la generación Z, está saliendo a la calle. Me siento muy orgullosa», relata, aunque admite que las últimas semanas lo ha pasado mal, precisamente por la respuestas a dichas manifestaciones: «La semana pasada estaba súper triste por lo que está pasando. Ha sido muy heavy, estaban pidiendo derechos básicos de forma súper pacífica y la policía se ha dedicado a meter hostias, a meter a gente en el calabozo. Tengo una amiga, de hecho, que es de Sevilla y vive en Rabat, y colegas que han tenido que pasar una o dos noches en el calabozo, te quitan el móvil para bichear qué hablas con la peña y luego te ponen una multa que la gente no tiene, y al final se ha tenido que recaudar dinero para poder sacar a gente de ahí», señala, aunque admite aguardar algo de esperanza: «Espero que de alguna manera tenga repercusión, que sea una semilla para un futuro mejor».
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