«Y ahora que nos pisen, que nos pisen los fregaos»
Tras la segunda semifinal, Lucía Pérez y la delegación española ya saben quiénes serán sus rivales en la gran final del sábado. Estas son las (no) bazas de nuestra canción
Javier Díaz-Guardiola
Durante la primera semifinal de Eurovisión 2011 emitida por TVE el martes (una retransmisión, por cierto, que habría sonrojado a cualquier estudiante de primero de Periodismo por la cantidad de fallos de sonido y lapsus del locutor español), José María Íñigo , ... no sé cansó de repetir lo importante que era para muchos de los países convocados, no el hecho de ganar el festival, sino el de pasar al menos a la gran final.
Muy probablemente cualquier eurofán que se precie de serlo rebatirá sin escrúpulos las declaraciones de veterano presentador: es tan importante participar como ganar. España, por pertenecer junto a Francia, Gran Bretaña, Alemania y la reincorporada Italia al Big Five , se evita el bochorno del corte, y por eso se le debe exigir mayor calidad y profesionalidad en la selección de su candidato. He aquí las claves de la canción e interpretación –tras la visualización de los ensayos en el escenario del Düsseldorf Arena – de Lucía Pérez , y sus (no) bazas para alzarse con el disputado galardón.
Seguimos empeñados en cantar en español : Es cierto que es una de las lenguas más habladas del mundo, pero en Europa somos minoría. De eso se han dado cuenta hasta en Bosnia, por poner un ejemplo. Y no se trata de pasarse al swahili como Noruega (que tampoco ha funcionado), ni al corso, como Francia (que dicen que va a arrasar). Ni siquiera al gallego, como pedía nuestra representante (que exhala “galleguidad” por los cuatro costados cada vez que le preguntan algo); pero no está de más empezar a buscar canciones en las que el inglés sea algo más que una frase en el estribillo y, sobre todo, cantantes que sepan emplear la lengua, que tampoco es que podamos felicitarnos hasta la fecha por ello.
La letra es enrevesada : Y no nos referimos solo al título, «Que me quiten lo bailao». Hay partes en la letra que no pueden ser más ortopédicas (“Junto a ti cada momento es sublime el sentimiento”; “No me curaré en salud, ni me cargaré una cruz”; “nunca, nunca, nunca en negativo pensaré”)... Los que estudian inglés saben que es como ponerse a escribir una canción y llenarlo todo de idioms (frases hechas) o phrasal verbs (verbos preposicionales). Queremos que nos entiendan en español y además con expresiones o metidas con fórceps en la letra o que solo entendería un extranjero que no haya utilizado una beca Erasmus para ponerse ciego a vino en Salamanca. Mal vamos.
Este año no está Andorra : Por lo que doce puntos, así, de golpe, se esfuman. Cayó Portugal en la primera semifinal, pero sigue teniendo derecho a voto. Pero no es un país, por muy vecino que sea, que suela ser muy generoso en las votaciones. Y vuelve Italia, sí, esa nación hermana, pero nos da que va a ser que no... A pesar de que cada vez pesa más el voto de los jurados profesionales (y quizás también por eso), la “diplomacia cultural” entre países (por no llamarlo politiqueo descarado) sigue campando a sus anchas en los resultados finales, y o empezamos a desmenuzar comunidades autónomas o a pedir la inclusión de Gibraltar y Cartagena en el festival, o seguimos sin graneros de votos.
La carne tira : ¿Alguien cree que el cantante griego –que interpretó por vigésimo segunda vez la canción griega de todos los años– pasó por su magistral interpretación? ¿O que los británicos Blue darán que hablar por las rimas de su letra? El año pasado la canción francesa era decididamente insoportable, pero el Facebook del bailarín del coro ardía minutos después de acabar el festival. El público homosexual declina muchas votaciones (y Eurovisión sigue siendo un certamen gay friendly). ¡Si hasta los rusos tiran con Nadir Khayat de coautor de las canciones de Lady Gaga! Este año, España ha buscado unos bailarines “jamonudos”, pero los ha vestido demasiado (al menos en los ensayos). El festival continúa siendo un puro espectáculo, aunque vayan cayendo frikis y juegos de artificio (¡pobre cantante croata, que hasta le pidió a un mago que la cambiara tres veces de traje sobre el escenario!), y los golpes de efecto más carnales también arrancan votos.
España sigue estando en el Top Five : Y el Top Five sabe que los países que se ven obligados a pasar una semifinal no lo miran con buenos ojos. Por eso estos privilegiados se ponen las pilas. Alemania no se la juega y repite cantante (si Lena Meyer sirvió para el año de la crisis, también será válida para el de la resaca europea); Francia apuesta por un cantante con una formación vocal incontestable; Gran Bretaña elige a un grupo para quinceañeras que también hayan conocido sus padres; e Italia repite una fórmula que suele funcionar: chico ni guapo ni feo, que toca el piano para enamorar (y hasta canta partes en inglés). ¿Y España? Pues ahí, con canciones de patio de colegio...Y eso que no hacemos sangre con el “oh uoh, uoh, uoh” del principio. Pero visto como le ha ido al “boom, boom, chaka, chaka” armenio de Emmy y al "Haba, haba" noruego de Stella Mwangi, pintan bastos.
Fundamental lo de tomarse en serio la canción : Sin comentarios. Hasta la propia Lucía Pérez pedía por favor a Anne Igartiburu que se la cambiaran por otra en la gala de selección. Ahora explica que la ha hecho muy suya y que es muy alegre (¡a ver! ¿qué va a decir?). Pero la culpa no es toda suya. Nos negamos a pensar que en este país no hay buenos letristas y buenos arreglistas para componer algo medianamente decente. La broma de Eurovisión no es barata, y con TVE no sabemos a qué carta quedarnos. Es un quiero pero no puedo. Si deciden seguir participando, que lo hagan con todas las consecuencias.
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