Detalles de españolidad recalcitrante

Las series españolas son cada vez menos 'españolas'. Podrían ser de HBO. Sin embargo, hay aspectos irreductibles, elementos domésticos rebeldes que asoman lastrando la voluntad de ser 'noir' internacional. Por ejemplo: los personajes principales de la serie tienen algo en común: la alcaldesa y los concejales, la protagonista guardia civil, o el personaje de Cámara , profesor de instituto… ¡todos viven del presupuesto! Hay una estatalidad ahí incrustada que le quita frío, negrura, misterio al resultado. De nada sirve aprovechar el viento, el monte, el mar tempestuoso, y proyectar en ello la oscuridad del alma humana, si luego, al otro lado, cada personaje está protegido por papá Estado, por lo público, su forro, con su calorcillo de seguridad. Eso de algún modo está ahí y es antithriller .

Lo quieren compensar con personajes extrapresupuestarios como el periodista, de verosimilitud muy justita, tirando a yanqui, en lo que supone una de las pocas razones para el optimismo en la profesión: los thrillers de Movistar necesitarán que siga habiendo periodistas porque son como los primos del investigador y porque no es lo mismo ir a sacarle información a un youtuber...

Luego hay pequeños detalles de españolidad ambiental inevitable , recalcitrante, con la que no pueden luchar. Al inicio de las escenas, cuando llega el coche, ese coche suena español: el motor ruge nuestro, menor, poco cinematográfico. Dan ganas de preguntar por el delco.

Son pequeños detalles que no dañan el resultado final, muy al contrario. La serie grita como puede que sigue siendo española.