Javier Cámara: «Los profesores de ficción siempre son muy amables. Yo hago uno que es gilipollas»

–¡Usted no puede estar ahí hablando por teléfono!

–Y usted está ahí… O sea, ¿que aquí no puedo hablar? Pues me iré allí.

De fondo, se escucha a la vecina, que está «a sus cosas» y no para de protestar.

–Señora, que estoy aquí trabajando y me estaba dando un paseo, pero no se preocupe, que me voy. (...) No se preocupe, que me voy. Es que me lo está explicando tanto que no me deja irme, señora.

«Pues nada, que me meto en un sitio a hablar por teléfono y resulta que no puedo hablar. Ahora se lo voy a decir a la gente de la serie. ¡Qué maravilla! Oye, que no se puede hablar por teléfono en el patio. Me han echado una bronca… Bueno, que te corto. Un abrazo». Por suerte, la conversación había dado de sí lo suficiente y, sobre todo, la serie por la que Javier Cámara vuelve a una primera fila que es incapaz de abandonar –ahora mismo representa en las tablas madrileñas 'Los farsantes' – está a la altura de sus creadores. « 'Hierro' se convirtió en la serie estrella de Movistar frente a otras que tenían muchísimo más presupuesto y más estrellas. Eso no es porque te ha tocado la lotería», afirma el actor riojano.

Cámara ha trabajado con Almodóvar , Sorrentino e Isabel Coixet , autores «con personalidad», pero le gusta trabajar «con gente distinta» porque siempre espera «sorpresas agradables». «Lo que más me gustaba de la gente de 'Rapa' es que después de haber hecho una serie tan absolutamente personal como 'Hierro', volvían a su casa y querían encontrar algo muy suyo. Yo quería estar ahí, sobre todo porque no había estado nunca en un thriller. Había varios elementos que me gustaban mucho, como trabajar con Mónica López , que me encanta. La descubrí en la película de Cesc Gay 'En la ciudad' , una película autoral a más no poder. Quería formar parte de ese universo. Después, lo que disfruto mucho no son tanto los resultados de esas series importantes como el proceso de trabajo, que es muy enriquecedor. Y estar en Galicia tres meses rodando, rodeado de actores de un paraíso y un paisaje brutal, ya te coloca en un lugar muy a favor».

La primera vez que vi en persona a Javier Cámara fue en una grabación de '7 vidas' , una experiencia muy gratificante. En los descansos entre tomas, se acercaba al público para hacer bromas y entretener al personal. Conseguía que las esperas se hicieran cortas. ¿De dónde sale esa necesidad o vocación de hacer felices a los demás? «No hago disfrutar a los demás, es que disfruto yo. A veces, soy bastante exultante, como que no tengo fin. La verdad es que en la época de '7 vidas' me lo pasaba muy bien. En ese plató eran horas de felicidad. Luego llegaba a casa y me desmayaba en un sofá , pero yo en los rodajes me lo paso muy bien, a no ser que sean escenas de acción y carreras y cosas así, que ya me canso y me duele la rodilla. Y me gusta más un plató, estar encerrado. Es la sensación del teatro, de estar haciendo algo más yo qué sé, más secreto. En exteriores los efectos atmosféricos y meteorológicos toman demasiada importancia y me siento más disperso».

Luego fue logrando un nivel de excelencia que no solo se consigue con esfuerzo ni con talento. «Ha ido poco a poco. Ha habido varias piedras importantes en el camino, me refiero a las positivas, 'milestones', como dicen los americanos, los hitos. 'Torrente', 'Hable con ella', '7 vidas' e incluso '¡Ay señor, señor!', muy al principio, son golpes de suerte, momentos en los que tienes que demostrar cosas importantes. Es como volver al teatro después de 12 años, con 'Los farsantes'. Son cosas que te exiges tú para ver dónde estás, si sigues entrenado. Entonces sí, adquieres una experiencia que te da un poco seguridad a la hora del asalto a ciertas cosas. Lo que pasa es que no puedes confiar mucho en la experiencia. Cada rodaje es una sorpresa y una aventura y hay que vivirlas como tal».

En 'Rapa', por necesidades del papel, Cámara tiene una gestualidad mínima, pero llena de matices, muy estudiada. ¿Uno de los secretos es trabajar mucho y que no se note? «Es cierto que queríamos que Tomás fuera, aparte de cínico y misterioso y extraño y coherente y bastante bruto, como brusco. Nos interesaba que nunca supiéramos realmente lo que estuviera pensando. Es alguien que no tiene muy en cuenta los sentimientos de los demás. No siente empatía por nadie. Nos gustaba que frente a la ternura de ella y su empatía con todo el pueblo, él fuera totalmente distinto».

Ella lo describe al principio como un tipo bastante raro. «Lo define porque él es el profesor de su hija, que dice que es gilipollas. Es lo que suelen decir todos los niños de sus profesores, pero es que en este caso acierta. Hay maestros así, imagino. Siempre salen profesores muy amables y simpáticos. Yo hago uno que es gilipollas. Lo he gozado mucho».

Javier Cámara cada vez hace más honor a su apellido. En los rodajes no para de hacer fotos y en 'Venga Juan' dirigió el mejor capítulo , como ya hizo en 'Vamos Juan'. ¿Estudia a los directores, pensando en su incipiente carrera como director? «La intriga o el thriller no son lo mío, pero me apetecía entender cuáles eran los mimbres. Me interesa otro tipo de cine o de narración, pero es una maravilla ver a José Luis Bernal con la fotografía, y Elena Trapé y Jorge Coira han hecho un trabajo exquisito, sin dejar ningún cabo suelto. Es un encaje de bolillos. A veces pienso que estos géneros tienden a darle más importancia a la trama policial, en detrimento de los personajes, pero si están bien escritos es maravilloso. A mí, como soy actor, me interesan más los personajes y sus emociones. También hay thrillers que lo consiguen. Me apetecía saber cómo se contaba todo eso y me ha encantado. Yo estaba siempre que podía detrás del combo, mirando y aprendiendo de todo el equipo. La textura de la serie se huele mucho, y Galicia, esos lugares llenos de niebla, de frío, de viento, con esa cosa tan inhóspita que tiene tanto que ver con la gente de allí, que les da una característica especial a su forma de ser».

En 'Rapa', además, sobre el típico duelo entre policía y delincuente prevalece el de dos expertos en literatura negra. «Exacto, exacto. Eso es maravilloso. Yo estaba acojonado con ese final. No lo podemos contar, pero cuando él... Tomás quiere saber cómo acaba la novela, porque esto para él es una novela. No le importa la muerta. Lo único que sabe es que ella dijo tres cosas, se las dijo a él y quiere saber cómo fue. Por eso le pregunto a Mónica: 'Oye, ¿cómo es matar a alguien? ¿Qué se siente después?' . Se lo pregunta desde una forma fría y calculada, nunca con emoción. Es un tipo que está leyendo una novela. Me gusta mucho cómo piensa Tomás porque es la antítesis de cómo pensaría yo. Yo iría a la emoción, la abrazaría. Y eso me gusta».

Y sin embargo, siempre hay una línea fina y subterránea de humor . Le guste o no, Javier Cámara sigue atado a esa misión de divertir al espectador: «Los pobres Coira estarían diciendo: Dios mío, has cogido a un cómico y así queda. Lo que hay que destacar muchísimo es la cantidad de actores brutales. Ellos ya descubrieron actores canarios en 'Hierro' y ahora han ido a su tierra y han cogido lo mejor de lo mejor, a actores gallegos fascinantes . Ahora se están haciendo series locales, cuando antes nadie confiaba en esas cosas, cuando tu acento tenía que ser neutro y con una perfección que no se supiera si eres canario, andaluz o gallego. Y ahora, llegas a Galicia y tienes una riqueza de acentos. Cada pueblo tiene el suyo. La alcaldesa habla de una forma singular, la señora que te para en la carretera habla de otra… Es maravilloso que hayamos eliminado todos esos prejuicios al saber que nuestras series en el extranjero las van a ver con subtítulos. Nos hemos quitado un peso de encima».

La relación entre Tomás y Maite, Cámara y López, es otra cosa fantástica. «Es muy bonito porque es muy sutil. Hablamos mucho con Jorge y con Elena de la evolución, porque teníamos que dejar ver, pero no ser obvios. Hay un cierto interés, pero sin acercamiento, aunque hay una cierta atracción y admiración. Es ese tipo de relación que no se lleva solamente por lo sexual, es más intelectual. Hay frases que se van soltando a lo largo de la serie: 'Me gusta cómo piensas' . Eso es el mayor halago que le puede hacer Maite a Tomás. Eres insoportable, pero tu forma de pensar me interesa. Es una forma de amar distinta. Esperemos que en la segunda temporada podamos ver la evolución de estos dos personajes».

Los creadores la harían encantados, pero aún es pronto para confirmar que haya otra temporada. «Yo espero que sí», insiste Cámara. «Si hicieron 'Hierro' y 'Hierro 2', esta sería 'Rapa(dos)', así que imagínate. En mi caso soy uno de ellos. No sé si irán rapados todos, pero vamos...». El actor vuelve a decir que si las dos series canarias eran tan brillantes es «porque Pepe Coira y Fran Araújo y Alfonso Blanco 'Fosco' son muy buenos» y capaces de repetirlo. Pero entonces aparece la señora. Seguramente se parece a Amparo Baró y tiene ganas de darle una colleja.