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ABC Cultural

Crítica de 'Girasoles silvestres': El chicle en la suela del zapato de una mujer corriente

Jaime Rosales vuelve a la ‘hermosa’ juventud de barriada y penuria, en la que esa juventud se escapa a chorros

Oriol Pla y Anna Castillo en 'Girasoles silvestres'
Oti Rodríguez Marchante

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Antes de entrar en la película, el cartel nos muestra a una joven (Anna Castillo) con la cabeza cubierta de girasoles, esas plantas que miran de frente al sol, a lo que necesitan, al calor y la luz. Ya en ella, la película, unos niños ... juegan en la playa, la madre los vigila de cerca y suena la música de Triana (sus canciones empiezan y cierran esta historia): «Abre la puerta niña, que el día va a comenzar…, soñaba que te quería, soñaba que era verdad…». Tanto la imagen del cartel, como las letras de las canciones trianeras («Sé de un lugar… donde broten las flores… para ti») nos revelan el secreto interior de Julia, la protagonista, poco más de veinte años, madre de dos niños y mujer de caídas y recaídas y que mira al amor como un lugar en el que estar, sobrevivir.

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