Editorial

Puigdemont, un riesgo para la UE

Un informe académico publicado en el marco europeo vuelve a poner de manifiesto una vez más los vínculos entre la inteligencia rusa y los actores políticos del 'procés'

Un informe del Centro Europeo de Excelencia para Combatir las Amenazas Híbridas (Hybrid CoE) y del Centro Común de Investigación, el servicio de análisis de la Comisión Europea, ha incluido entre sus casos de estudio las conexiones existentes entre el independentismo catalán y los servicios ... de inteligencia rusos. El desafío separatista habría sido empleado de forma instrumental por Rusia para socavar la funcionalidad de la democracia y generar un efecto cascada en otros países miembros de la UE. El propósito de los servicios de inteligencia de Putin no fue tanto la independencia de Cataluña, sino la creación de un marco de inestabilidad en el seno de España y, por ende, de la Unión Europea. Rusia se habría servido de los agentes políticos separatistas y habría intentado polarizar a la sociedad sirviéndose de narrativas contradictorias, financiando 'think tanks' independentistas o promoviendo campañas de desinformación.

El informe, además de subrayar el propósito desestabilizador de la inteligencia rusa, destaca que el orden constitucional habría sido amenazado de forma deliberada por los promotores del 'procés' y apunta, en términos literales, al populismo separatista. No es el primer documento que reconoce los vínculos existentes entre los servicios de inteligencia rusos y los políticos independentistas catalanes. Sin embargo, la condición académica del documento y el prestigio y fiabilidad del centro que lo emite ponen de manifiesto su relevancia. Es más, dada la dependencia de la Comisión Europea de la institución que lo promueve, y habida cuenta de que el prefacio está firmado por el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinás, y por Mariya Gabriel, quien hasta junio fue comisaria europea de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, las conclusiones que recoge este informe permiten dimensionar, hasta qué punto, la preocupación en Europa con respecto a las conexiones entre el separatismo y Rusia es creciente.

Esta preocupación ascendente en el contexto europeo por las alianzas entre Rusia y el separatismo catalán contrasta con la normalidad con la que el PSOE ha naturalizado a los líderes del 'procés' como socios políticos. No deja de resultar preocupante para la credibilidad de nuestro país que, mientras Pedro Sánchez ostenta la presidencia del Consejo de la Unión Europea, desde la propia comisión se promuevan estudios que reconocen las conexiones entre el Kremlin y la causa separatista en Cataluña.

Tras el aparente optimismo inicial basado en un puro cálculo de expectativas, el escenario que se le abre al Partido Socialista después del 23J se torna cada vez más endiablado. Más allá del alto coste que puedan imponerle sus socios de Gobierno, Pedro Sánchez estará abocado a sondear el precio político que puede tener para la reputación de nuestro país en el contexto de la Unión reeditar una coalición alineada con los intereses separatistas. Si considerar como socio parlamentario preferente a una formación política con intereses contrarios a la Constitución como ERC constituía ya una anomalía democrática, el necesario concurso de Carles Puigdemont supondría un salto cualitativo que acabaría por hacerse inasumible en los intereses estratégicos de la Unión Europea. Puede que las alianzas requeridas para que el PSOE forme Gobierno, en esta ocasión, resulten inasumibles incluso para Pedro Sánchez.

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