OJO DE HALCÓN

El PSOE andaluz en el laberinto

Rodearse de la nomenclatura sanchista exhibe su poderío, pero también su servidumbre. Lo de beatificar al expresidente Chaves en el santoral del socialismo andaluz es de traca

antonio l. juárez

Es seguro que María Jesús Montero saldrá del Congreso de este fin de semana con un partido a su medida. Todavía está por ver que su medida sea la que necesite el partido. Sin duda ella es la máxima potencia del socialismo andaluz. Pero como ... advertía aquel spot formidable de Pirelli treinta años atrás, con Carl Lewis con tacones rojos de aguja, fotografiado por Annie Leibovitz: 'la potencia sin control no sirve de nada'. Y está por ver que sus servicios en el puente de mando del sanchismo, después de sellar la financiación singular para Cataluña y de hurtar el debate de la financiación a Andalucía, le permitan un liderazgo controlado aquí. Rodearse de la nomenclatura sanchista este fin de semana exhibe su poderío, pero también su servidumbre.

La primera tarea del Monterato, que comienza con la dirección fuerte de la que se va rodear, previsiblemente la cumplirá con determinación: restablecer la autoridad en la organización, la disciplina de partido, con la movilización de las estructuras para dar la batalla. Pero ese objetivo es inútil si no cumple con el genuino reto del socialismo andaluz: volver a sintonizar con la sociedad andaluza, con el electorado de izquierda que en Andalucía es moderado, para disputar el carril central que ha sabido ganárselo el PP de Juanma Moreno. Y no hay demasiadas señales positivas. Sacar los problemas de la agenda programática, caso de la financiación, no va a solucionar los problemas. Esta misma semana, después de disfrutar las mieles de la entronización, tendrá que pasar por caja para satisfacer las demandas catalanas.

Los buenos tiempos

Montero se postula este fin de semana con la continuidad histórica del socialismo andaluz. Con ella estará Chaves o Susana Díaz, además de Escuredo por video y tal vez Griñán. De hecho, tras lograr en el Constitucional un cierto blanqueamiento de los ERE, que no en vano acaban de sumar su condena número 22, este fin de semana recuperan a Chaves para el retablo del Monterato… todo un icono de los tiempos más fuertes del socialismo andaluz, pero también un icono de la corrupción del socialismo andaluz. La trama política ha visto aliviada la carga por un Tribunal Constitucional a medida, por más que aún está por redactarse la nueva sentencia, pero eso no exime de la responsabilidad política por aquel enorme fraude como bien admitió Griñán.

Va de suyo que la figura de Chaves tiene luces y sombras después de veinte años en la presidencia, como le ocurre al Rey emérito con su papel histórico en la Transición, pero si a nadie se le ocurriría ahora mismo usar al emérito como referente de valores ante la sociedad, lo de beatificar al ex presidente en el santoral del socialismo andaluz es también de traca. A Montero le interesa obviamente blanquear el pasado del que ella es parte inseparable, pero hay cosas que no se pueden blanquear por más capas de cal que se le echen encima.

Paréntesis y traición

Hay un sentimiento tentador que no superan: la patrimonialización de Andalucía. No se sacuden esa sensación permanente de que el centroderecha usurpa un territorio suyo. Incluso en el acto cultural de la antesala del Congreso, Montero habló de la necesidad de «cerrar este paréntesis». Sus portavoces no se sacuden esa sensación de la usurpación. Zapatero despreció que la derecha que gobierna Andalucía se declare orgullosa de Andalucía. No se les quita esa pelusa, como si sólo el PSOE pudiera hacerlo. «El Partido Socialista es lo mejor que le ha ocurrido a España en su historia política» proclamó ZP. Y asombrosamente añadió a continuación: «Ser socialista es ser humilde hasta parecerse a las piedras». Magnífico. Como en el chiste: ¡a humildes no nos gana nadie!

En algún punto, el PSOE andaluz acabará por entender el verdadero paréntesis: este período en que el socialismo andaluz ha dejado de ser un contrapeso a los nacionalismos del norte rico, en la defensa de la igualdad territorial, convirtiéndose en un pilar de un sanchismo plegado a los intereses catalanes y vascos por asegurarse el poder. Esa defensa de Andalucía sí que era un patrimonio desde la Transición al que han renunciado temerariamente. De hecho, María Jesús Montero se estrena en el liderazgo del socialismo andaluz después de haber vuelto a orillar la reforma de la financiación… y a horas de sentarse a negociar bilateralmente con Cataluña una financiación privilegiada. Podría hasta parecer una mala broma. Se han traicionado a sí mismos, y particularmente lo ha hecho María Jesús Montero, que abanderaba esa reivindicación que ahora ella misma entierra.

Realidad y ficciones

Uno de los grandes retos para el PSOE andaluz es el principio de realidad. Esto ya no es 2018, y mucho menos 1982. Ellos no son los de 2018 y mucho menos los de 1982, pero sobre todo no lo es la sociedad andaluza. Los lugares comunes sobre la derecha que han vertido en el Congreso, ya sea Zapatero u Óscar Puente, o la propia Montero, resultan muy reveladores. Parecen creer, tal cual, que sólo ellos leen a Lorca. Marisú habló, sobre el PP, de una política cultural «inexistente e incluso ofensiva». Ahí es nada. Claro que es difícil que pueda ser ofensivo lo que es inexistente, pero qué más da. La verborrea frívola de muchos de sus discursos está trufada de naderías. Con la Cultura tocan el cielo, pero también con la Sanidad o la Educación. María Márquez abrió fuego sosteniendo que «María Jesús Montero será garantía de que los andaluces volvamos a tener sanidad pública». ¡Volvamos a tener sanidad pública! Qué cosas. La sanidad pública tiene importantes problemas, pero también un 40% más de su presupuesto y bastante más equipamiento. Tiene gracia sostener además que Montero es la garantía para volver a tener sanidad pública, cuando fue ella quien inició una deconstrucción de la que aún no se ha recuperado. Y así todo.

Es difícil conectar con la sociedad si estás desconectado de la realidad.

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