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Cardo máximo

Como siempre

A pesar de todos los pesares, la vida late con fuerza, incontenible, imparable, invencible

Javier Rubio

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Es difícil quitarse de la cabeza la guerra. Lo domina todo como una hidra y se cuela en las conversaciones, en los textos, en los rezos… cuando no es el desabastecimiento del aceite de girasol es el subidón de la gasolina y cuando no es ... el envío de medicinas es el drama de los refugiados. En especial, no se me quita de la cabeza el mensaje del presidente ucraniano, el mismo que hasta antes de la semana pasada nos parecía un payaso histriónico: «Hoy es sábado, pero eso no significa nada. Nuestra nación no tiene ya fines de semana. No importan ni el reloj ni el calendario. Así será hasta que ganemos». A muchos nos está costando volver la vista a nuestros quehaceres cotidianos, distraidos de hacer vida normal por el estruendo de las bombas. Otros, en cambio, buscan la fórmula para olvidarse de esa pesadilla.

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