Burgos, Hijo Predilecto

El hijo predilecto de tu tierra escribe sus recuadros tan despacio, que a veces se le duermen las palabras y encuentran a ese niño que lo lee camino de la casa de su padre.

Sevilla es un invento de su pluma, los toros de azabache ... son la tinta que marca la distancia con nosotros. Jamás le llegaremos al estribo, ni al atrio donde moja la plumilla que escribe lo que dicta la Muchacha que lleva en el bolsillo del gabán. Aprendes cada día la ciudad en gloria de mañanas tan azules como seises que juegan con las letras y sacan esa gracia del teclado. Recuerdas los recuadros encendidos, la forma de vivir esa Pasión que llevas en los clavos del engaño: el escritor te miente en cada línea para crear belleza entre sus versos.

El hombre se jugó la libertad en tiempos tan difíciles de plomo, sabiendo que el mañana era posible si el alba que Cernuda se quedó esperando en la niebla del destierro, volvía con azules infantiles, de los Machado siempre por colleras. Un hijo de alfayate y zapatera. Valiente en la denuncia cuando el gris teñía de uniforme aquellos miedos. A ver si ya se enteran los sectarios y leen aquel libro necesario: leed Andalucía, ¿tercer mundo?, y así comprenderéis lo que ignoráis.

El hijo predilecto de tu tierra te lleva de la mano como un padre, como la madre fiel que ayer cumplía los años de la muerte, que son trece. El aire se estancaba en esa luz que brilla en la niñez que tanto añoras. Los ojos se empañaban dulcemente. Justicia es la palabra que define el título que funden los metales: la pluma estilográfica que clava estoques en el hoyo verdadero, en esa aguja fina que le cose vestidos con retales de las horas a la dama imposible que lo tiene, ¡ay!, tan eternamente prometido.

El hijo predilecto de tu tierra escribe en la distancia de ese barrio que sirve para aislarlo del trajín, del loco manoseo que desprecia: la ojana no le cuadra a sus maneras. Lo suyo es escribir en el silencio, en esta claridad juanramoniana: el arte es caprichoso como un niño que sopla cuando quiere y se le antoja. No hace falta escribir que en ese nombre se acuña la moneda de la gloria. Moneda que no es oro, que no es plata. Moneda de Arenal y Baratillo, que sigue en el bolsillo de este niño que hilvana con la tinta del maestro el traje sin costuras de Sevilla.

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