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La complejidad de los ERE

Una sentencia que se ha limitado a reflejar la verdad

Francisco Robles

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La sentencia de la primera pieza del caso ERE -quedan más de 180 en la recámara- ha dejado en evidencia a los que pensaban que todo era un montaje orquestado por la juez Alaya y los medios de comunicación de la derechona, vulgo el PP: ... ahora la extrema derecha o ultraderecha, a elegir, es VOX. Durante diez larguísimos años, las terminales del Régimen andaluz han repetido esta consigna hasta la extenuación, y han vertido los escombros de la sospecha más abyecta sobre una mujer acusada de todo, incluso de ir guapa a su trabajo: en esto coincidieron el consejero Llera y la inefable Almudena Grandes. Sin embargo, la realidad salió a flote, y la sentencia ha demostrado que hubo un plan perfectamente trazado para desviar 680 millones de euros a una empresa pública con el fin de que pudieran subvencionar los ERE que les vinieran en gana, y dejar el resto a la intemperie. Esto último le sucedió, por ejemplo, a este periódico que tiene usted en las manos o en la pantalla del ordenador, mientras otros medios de comunicación andaluces salían agraciados con una pedrea millonaria que les permitió despedir a una parte de su personal sin gastarse un euro.

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