Usted
No hay mayor infantilización que un sueldo bajo. No hay peor crisis que ser pobre teniendo un empleo fijo
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Iniciar sesiónAunque el uso del 'usted' implica respeto, cortesía y formalidad y sea una defensora de su empleo, reconozco que me fastidia cuando me lo dice el cajero del supermercado o el chico que pregunta por una dirección. «¿Es de Sevilla? ¿Dónde está la parada del ... C1?», me interpeló uno el otro día, cuando hasta hace tres (bueno, alguno más) era yo la que subía a ese autobús, peinada con dos trenzas, camino de la facultad. Probablemente entonces yo también hablaba con los desconocidos de las generaciones precedentes a la mía con el usteo y pensaba que nunca llegaría ese doloroso momento en que me lo dirían, cayendo una losa mucho más pesada que la del espejo y provocando una brecha en la estima más honda que la de las arrugas de la cara. El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho, escribió Borges. Y que pasa para todos es la única certeza que tenemos, que no se detiene. Dijo también el literato argentino que no existía un presente puro, que siempre se compone de una partícula de pasado y de una partícula de futuro.
La radiografía del acceso a la vivienda de los jóvenes sevillanos publicada ayer en estas páginas me hizo reflexionar sobre la incertidumbre que tienen –tenemos– sobre un porvenir frenado por cuestiones tan básicas como un techo donde formar una familia. Sea solo o en pareja, con o sin descendencia (que eso de la paternidad y el reloj biológico da para otro capítulo), o adoptando una mascota. El simple hecho de contar con un espacio propio y de vivir donde se quiere, y no donde nos mandan los inflados tipos de interés y las raquíticas nóminas. De la amplia compilación de datos que ofrecían los compañeros en su análisis, especialmente uno atomiza esa perspectiva de futuro. La media de edad del comprador de su primera casa en la capital hispalense es de 46 años y sólo el 10% de los afortunados tienen menos de 31. Una franja de edad, en la que en cualquier caso, ya le pueden tratar a una de señora.
No es cuestión de coquetería, ni por causa de un posible síndrome de Peter Pan. Me refiero a la contradicción a la que tienen que hacer frente los jóvenes más preparados de la historia de verse en el hogar de sus padres hasta los taitantos para ahorrar y comprometerse con el banco hasta ya alcanzada la jubilación, alargando esa sensación de vivir de préstamo en préstamo. Lo mollar de este problema, con cientos de causas, es que se cobra poco. No hay mayor infantilización que un sueldo bajo. No hay peor crisis que ser pobre teniendo un empleo fijo. Borges se preocupaba tanto del tiempo por una búsqueda del yo. Y ha de ser muy angustioso que le hablen a uno de usted habiéndole condenado a sentirse aún un niño.
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