Suscríbete a
ABC Premium

puntadas sin hilo

Highway to hell

La autopista Sevilla-Cádiz ha pasado en pocos años de infraestructura ejemplar a pesadilla automovilística

Manuel Contreras

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Pertenezco a esa generación que creció fascinada por la autopista de Sevilla a Cádiz. En una época en la que viajar a cualquier capital andaluza suponía una azarosa aventura de adelantamientos de camiones por carreteras sinuosas que cruzaban una infinidad de pueblos, conducir hasta Cádiz ... por la flamante autopista suponía un viaje al futuro, un túnel mágico en el que durante una hora y media España dejaba de ser un país atrasado para convertirse en una pujante nación europea. Entonces se llamaba Autopista del Sur, porque las carreteras no tenían todavía esos nombres de letras y números que parecen sacados de una partida de hundir la flota, y todo el mundo sentía un pellizquito de orgullo cuando enfilaba con su Seat 124 o su R5 el camino hacia la costa. Después, en la preExpo, llegarían la SE-30, la A-92 y la A-49; las vías de doble sentido se convirtieron en algo habitual, pero la autopista —todavía de pago— mantuvo siempre un punto de distinción, un plus de categoría frente al resto de la red viaria. Las autovías podían ser jamón, pero la autopista de Cádiz seguía siendo caviar.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia