sol y sombra
Democracia, saber y culos
Una profesional de la Sanidad contribuyó a resolver un problema sanitario. Como dirían Les Luthiers: «Caramba, qué coincidencia»
Un imperdonable error, una cadena de ellos, nos conduce a la certeza de que hay mujeres sufriendo por añadidura, por si no tuviesen bastante, sumando incertidumbre al padecimiento de una enfermedad en la que el tiempo es básico para la supervivencia. Se pelean. Todos pendientes ... del maldito relato. Demasiada comunicación, escasa (ninguna) gestión. Nuestra política es un asco. ¿Cómo es en otras partes? Ni idea. Tanto 'dircom' y tanto 'spin doctor' han depravado la cosa pública por pura flojera: cuesta menos trabajo inventarse un eslogan que solucionar un problema. «El periodismo es como la vida misma –me empezó a aconsejar con reminiscencias de Jesulín de Ubrique un veterano compañero de otro diario en el que ejercía de reportero andariego–: ir a los sitios te resuelve la mitad del artículo. Mirarse a la cara acaba con la mitad de los conflictos».
De repente, una foto con gente cruzando sus miradas. En una esquina de un despacho frío, aparece una persona. Es enfermera de profesión, o sea, tiene donde caerse muerta cuando la política la eyecte de su mullido vientre. Y cuentan los que conocen la intrahistoria de la imagen, que está allí porque siempre estuvo cuando no había cámaras. Había escuchado muchas veces, y sigue escuchando, a esas mujeres al límite sin pararse a reflexionar sobre los hilos invisibles que conectan a Amama con tal o cual formación. ¡Sin escuchar a ningún 'dircom'! «Estoy aquí por Silvia –Pozo, concejala–, no por la delegada», asegura la presidenta de esta asociación ya-no-tan-hostil. Ya lo decían Les Luthiers: «Caramba, qué coincidencia». Una profesional de la Sanidad que contribuye a la solución del problema sin importarle la batalla jurídica. Podría haber sido astronauta, pero es sanitaria. Lo mismo no es casualidad cuando se trata de una cuestión sanitaria. Para una querella sobre la expansión del Sistema Solar, quizá la intervención de una astronauta hubiese resultado útil. ¿Es tan complicado encontrar responsables que sepan de sus cosas? Debe ser más fácil hacer caso a las encuestas de un carísimo 'spin doctor'.
La democracia, sostenía Alberto Lista, tiene muchas manos y muchas bocas. Lo que este poeta y matemático sevillano sintetizó en un orgánico dualismo hace dos siglos ha llegado transformado a nuestros tiempos en trina divinidad: la democracia de hoy tiene muchas manos, muchas bocas… y también muchos culos. Se trata del modelo de las democracias inclusivas. Aquí, se sienta un inútil en un escaño –municipal, autonómico, provincial, Congreso, Senado, Europarlamento: da igual– al abandonar la adolescencia y tiene el partido (¡el país entero!) que soportar sus gansadas hasta más allá de la edad de jubilación. De sanidad a agricultura y, de ahí, al Instituto Nacional de Tornillos de Rosca. ¿Acaso sabe de algo? No, es que su culo lleva ahí toda la vida y no tiene, por ejemplo, un trabajo de ATS del que vivir cuando se le acabe el chollo. «Es un gestor», dicen. Una piedra atada al cuello del contribuyente, eso es lo que es.
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