SOL Y SOMBRA
Atasco (gratis) para todos
Fue un grave error suprimir el peaje de la AP-4, enésimo ejemplo de la pulsión socialdemócrata de halagar a la plebe
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl éxodo agosteño hacia las playas andaluzas preludia el gran atasco, ése en el que se quedaron atrapados para siempre los personajes del relato de Julio Cortázar 'Autopista del Sur', originando una comunidad de pasajeros y conductores con sus leyes, sus conflictos políticos, sus agrupamientos ... familiares, sus nacimientos, sus defunciones… Volvían a París de pasar un fin semana en Saint-Tropez y se quedaron allí para siempre, como los protagonistas de la teleserie 'Perdidos' –en cierto modo, con toda probabilidad, el cuento del argentino inspiró a sus guionistas– pero sin agujeros dimensionales.
Ese infierno, u otro semejante, anunciaban aquí los colegas Martos y Madueño alrededor de la festividad del Carmen. Un reportaje firmado M&M's, por las iniciales de los autores, merecería ser una pieza crujiente, dulce y colorida. Al contrario, era un parte de guerra que cualquiera que se haya aventurado a ir en coche hacia los litorales de la región durante este julio que agoniza, convendrá en que corto se quedó. Al llegar a la costa –no se me embalen: fui en estricta visita a la anciana madre: estaría más cómodo internado en Guantánamo un decenio que un fin de semana en la playa–, las palmeras de la camisa hawaiana están tatuadas en la espalda y los huevos se han escalfado, si me disculpan la referencia gastronómica. Tres horas desde el aeropuerto de San Pablo a Conil es una marca tercermundista, de cuando circulaban por el arcén paisanos a lomos de borricos. De la tía italiana, nonagenaria y verborreica, que suplía a la radio en el asiento del copiloto no tienen culpa el Ministerio de Transportes ni la Consejería de Fomento, pero tampoco contribuye a suavizar la experiencia.
Hace unas cuantas nocheviejas, fue unánime el festejo por la supresión del peaje de la AP-4. Craso error, como ocurre siempre que el poder se pliega a los reclamos del común. En los primeros noventa, el coro de Julio Pardo ya reivindicaba en sus tanguillos al alcalde Carlos Díaz que 'lushara' –noble verbo deformado hasta la caricatura por el populismo carnavalero– para que la autopista fuese gratuita. Cinco lustros después, cuando el halago a la plebe se ha convertido en el vademécum del político andaluz y los contribuyentes ya hemos pagado el desdoble de la antigua carretera nacional, los padrecitos benéficos de las dos administraciones perdonaron 7 euros a sus súbditos. Deo gratias. Consecuencia: en todos los fines de semana, los relevos quincenales, los inicios y fines de mes e incluso en los puentes salpicados por el calendario, el camino de Cádiz a Sevilla (y viceversa) queda taponado por dos formidables embotellamientos paralelos. Y ni hablemos del firme, con boquetes que no se parchean desde la invasión napoleónica en los que, en días de lluvia, se ahogaría una criatura de cinco años.
Los socialdemócratas de todos los partidos que gobiernan sin interrupción la Junta desde época preautonómica siguen observando el primer mandamiento de su secta: «Tengo derecho a todo, y gratis». Es un plan que les funciona hasta que se termina el dinero de los demás, como advirtió Santa Margaret Thatcher.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete