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PÁSALO

El año que pudo cambiar el mundo

China ha tardado seiscientos años en alcanzar el sueño del emperador Yangle

Félix Machuca

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La historia es un encadenado de circunstancias que se resuelven en un final, a veces, inesperado o difícilmente explicable. En todas ellas juega, a mi juicio, la importancia de un factor incontrolable, imposible de manejar por los protagonistas, donde el azar, la suerte, el destino ... o las estrellas tiran también sus dados. Y resuelven la partida de una forma inesperada. En 1433 y 34, dos países que se desconocían o no se conocían mucho, China y Portugal, están aceptando retos marítimos de vital importancia para sus particulares intereses. Los vecinos, grandes marinos formados en la escuela sagreña de Don Enrique el Navegante, están a punto de bordear el cabo Bojador, en la costa occidental africana. Un hito en el cabotaje luso de la época que implicaba perder el miedo al tornaviaje por conocimiento de las corrientes y vientos aprovechables para el regreso. No sé si explicado de otra forma podría entenderse con más facilidad. Pero piensen, por ejemplo, en la primera nave de la Nasa que hizo su recorrido espacial y cumplimentó su viaje de ida y vuelta.

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