La Alberca
¿Dónde está Marlaska?
Antes que buscar a Puigdemont hay que encontrar al ministro de Interior, que está escondido tras el bochorno
Después de este sainete lo de menos es dónde está Puigdemont. Da igual que se haya fugado incluso a la mismísima mierda. La gran pregunta estos días es otra: ¿dónde está Marlaska? El ministro se escondió cuando los narcos pasaron por encima de los guardias ... civiles en Barbate, se esconde cada vez que un etarra vuelve al País Vasco y se ha escondido después de que ni el CNI, ni las fuerzas de seguridad ni el sursuncorda haya averiguado el método de Puigdemont para teletransportarse. A usted le pilla el helicóptero comiéndose un bocadillo mientras conduce, pero al prófugo que tiene la llave del gobierno de Pedro Sánchez no lo ha visto ni dios. Y esto nos pone ante dos hipótesis bochornosas: o nuestros cuerpos de seguridad están dirigidos por zoquetes o alguien les ha indicado que hagan la vista gorda. Lo malo es que no sabe uno cuál de las dos opciones es peor. Si hubiese ocurrido lo primero, Marlaska debería estar ya pidiendo su regreso al juzgado que le corresponda, como cuando Rajoy se fue al Registro de Santa Pola, por su supina incompetencia como ministro. Si se tratase de lo segundo, Marlaska debería estar hoy en su casa por su arbitrariedad en el ejercicio del poder. En su caso sería mejor lo primero porque lo otro le traería muchos problemas . Pero para nosotros los contribuyentes es difícil elegir entre la incompetencia y el nepotismo. Lo de Puigdemont ya nos resbala. Es un delincuente cobarde que se fuga en maleteros y que está loco por salir en las portadas de los periódicos aunque sea para quedar como la chata. Aquí lo importante es el papelón del gobierno, que ha quedado como Cagancho en Almagro y nos ha puesto en ridículo a los españoles ante el resto del mundo.
Mientras Marlaska está veraneando con Fernando Simón, supongo que ambos disfrazados, por aquí seguimos adelante con el concierto fiscal de Cataluña, defendido por tertulianos supuestamente progresistas que, en realidad, no son ni pogres ni tertulianos, son voceros del partido. Algunos se aferran al artículo 204 del Estatuto catalán para defender este acuerdo. Pero resulta que los demás sabemos leer y hasta estamos capacitados para entender la diferencia entre una agencia tributaria autonómica que gestiona los impuestos propios junto a la estatal, que gestiona el resto, y una caja única que liquida todos los impuestos para quedárselos en su presupuesto sin contribuir a la caja común más que con una condescendiente 'cuota de solidaridad'. Oh, gracias. Qué bonachones. Y así, mientras nos tenemos que entretener en aclarar esta barbaridad que va contra los principios ideológicos de la izquierda, Marlaska sigue veraneando tranquilo, Puigdemont huyendo, el helicóptero de Tráfico multando, el CNI controlando al pequeño Nicolás, Pedro Sánchez combatiendo los bulos contra su mujer, Zapatero acariciando a Maduro y el juez Llarena asistiendo pasmado a este recital que del que, por supuesto, no es responsable su compañero Fernando, el ministro que vio fugarse al socio Puchi por la tele.
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