Sor Estiércol

La primera película que Marisa Paredes hizo con Almodóvar fue 'Entre tinieblas' (1983). Marisa era Sor Estiércol. Llevaba el hábito y la guitarra con la misma distinción que esos vestidos de Sybilla con los que se presentaba en los Goya. Porque Marisa Paredes, que no destacaba por delgada cuando hacía 'Estudio 1' o 'Novela' (y era morena), se convirtió en la mujer delgada que siempre he envidiado. En 1983 Franco estaba mucho más muerto que ahora y 'la gente del cine', 'la gente de la Cultura' no estaba tan enfadada (Ayuso, fuera, dijo ella; Aznar ha querido dar un golpe de Estado, dijo él). Tampoco estaban tan enfadados los que los insultan. Era presidenta de la Academia del Cine el año de Animalario y el 'No a la guerra'.

Disfrutábamos de ese cine irreverente y de esas actrices prodigiosas que Almodóvar ajustó a su mundo, que también era el nuestro. En 1986 hizo con Villaronga 'Tras el cristal'. Y a partir de ahí fue todo. Fue esa señora con las que sufrimos cuando no podía quitarse los botines, esa señora con la que nos reíamos cuando decía lo de «El tiempo que hace que no me como yo una poll…». O la testigo de los diálogos entre Rossy de Palma y Chus Lampreave en 'La flor de mi secreto'. Rossy dice a Marisa que su madre no sale. «¿Para qué quieres que salga? ¿Para que me mate un 'skinhead' o para que me atropelle un coche? Oye, yo no sé qué le he hecho a los 'skinheads' que no sabes cómo me miran», dice Chus. Hoy vivimos en ese tiempo en que es probable que nos mate un 'skinhead'. Que hay que ver cómo miran.