PERDIGONES DE PLATA
Golpe de calor
Si al final Sánchez resiste porque algunos prefirieron largarse al 'resort' de medio pelo, no vale arrepentirse
Tras el barro (30/5/2023)
Raza (26/5/2023)
El golpe de calor revoloteará sobre nuestras cabezas. Nuestros dedos segregarán una viscosa película de sudor y a lo mejor la papeleta se nos resbala. Pero no importa. Hay que desfilar frente a las urnas. Ponen a prueba nuestra paciencia, nuestro apetito vacacional, nuestra querencia ... hacia la molicie. Los planes de las vacaciones triturados porque tenemos que ir a votar y esto le resulta insoportable a ciertos paisanos. Pero, por favor, paremos las máquinas, el tren, el crucero, el avión, la siesta, la sangría, la verbena y el kiki noctívago sobre la arena playera. Con tanta queja parece que muchos no terminan de entender que la democracia no es sino lujo de civilizado primer mundo. Nuestro voto cuenta, sin embargo nos hemos apuntado a una llantina general porque en verano como que no apetece ejercer nuestro derecho.
Con tal de perder de vista a Sánchez y a sus letales socios deberíamos de ser capaces de votar bajo una granizada que precipitase sobre nuestras cabezas pelotas de tenis ultracongeladas, bajo una tormenta de arena capaz de sepultar nuestras ciudades, bajo ese sol de Almería que machacaba a Clint Eastwood dirigido por Sergio Leone o bajo un diluvio de batracios de plaga bíblica. Instalados en la vida moderna del sofá y las series que son como los culebrones de antaño pero con diseño sofisticado, en las tapas emulsionadas de artificio vanguardista y en la tecnología que nos teledirige a los lugares porque somos incapaces de preguntarle a un peatón por una determinada calle, el apocalipsis se cierne sobre nuestras osamentas porque, ay qué dolor, a finales de julio con suerte cambiaremos el rumbo del país siquiera con otras caras que ojalá aporten cierta sensatez, que no pedimos más. Se lloriquea porque nos fastidian unos jirones de veraniego ocio rutinario, unas hebras de pereza calentorra. Pues habrá que ir a votar con chancletas, bermudas y camisa hawaiana. Si al final Sánchez resiste porque algunos prefirieron largarse al 'resort' de medio pelo tan de Cancún, no vale arrepentirse.
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