tiempo recobrado
Esclavo de sí mismo
Cuando un ser humano liga su futuro al poder, a la riqueza o a la adulación, lo que está haciendo es convertirse en esclavo de la finalidad que persigue
Otoño
Sobre la mentira
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Iniciar sesiónEl nombramiento de José Luis Escrivá ha suscitado un raro consenso: no he escuchado a nadie, salvo al PSOE y algunos aliados, justificar la designación de un ministro como gobernador del Banco de España. Es un ejemplo de esas puertas giratorias que tanto repudiaba el ... presidente cuando estaba en la oposición. No hace falta insistir en el conflicto de intereses que supone el paso del Consejo de Ministros al antiguo banco emisor ni en la colonización de las instituciones que se le ha reprochado a Sánchez.
Como escribía Ignacio Camacho, el propósito de la designación de Escrivá es demostrar quién manda, dejar claro que la voluntad de Sánchez prevalece sobre cualquier norma no escrita o limitación de sus prerrogativas.
Si hay una característica que se repite en sus seis años de mandato es el ejercicio personalista y arbitrario del poder con una permanente demostración de que no le atan sus compromisos ni los contrapesos. Sánchez hace siempre lo que le resulta más útil para sus fines porque cree, y lo ha dicho él, que el fin justifica los medios.
Esa voluntad implacable de mantenerse en el poder pagando cualquier precio, sin importarle su palabra, la coherencia o la ética de sus decisiones, es su mayor fortaleza y lo que le ha permitido sobrevivir políticamente en circunstancias muy desfavorables. Pero es también su mayor debilidad.
Me explicaré. Ser coherente con lo que uno piensa y sacrificarse por las ideas, sean las que sean, es un ejercicio de libertad. Un individuo puede elegir autoinmolarse y perder sus privilegios o su estatus por ser fiel a sus principios. Spinoza sostenía que la verdadera libertad era seguir los designios divinos. Dicho con otras palabras, las acciones de los hombres deberían estar guiadas por el bien.
Cuando un ser humano liga su futuro al poder, a la riqueza o a la adulación, lo que está haciendo es convertirse en esclavo de la finalidad que persigue. Deja de ser libre porque actúa con esos reflejos pavlovianos que suponen reaccionar con la misma respuesta a un estímulo adictivo. Si lo importante es detentar el poder cuando uno se mira al espejo, todas las acciones de ese sujeto irán encaminadas a preservar el cargo. Su vanidad pesará más que su conciencia.
El afán de poder genera dependencia cuando se apodera de los hombres. Y éste es el peor de los defectos de Sánchez y lo que le impide ser consciente del daño que causan sus contradicciones y sus giros. La medida de la dignidad de una persona no son sus logros materiales, ni sus conocimientos, ni su imagen. Es su honradez y su coherencia para defender las convicciones al precio que sea. Y eso vale lo mismo para un menestral que para el presidente del Gobierno. Renunciar al poder es un acto de libertad, aferrarse a él, un signo de esclavitud y de endeblez moral.
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