CAFÉ CON NEUROSIS
Me gustaría saber qué piensan
Yo noto una mezcla insana de rabia y de estafa, de rebelión y derrota, de indignación y desesperanza, de irritación y abatimiento
Galería de mentirosos
O un cínico... o un bobo decente
Algunas noches, en mi corto paseo nocturno, pasadas las diez de la noche, suelo ver, en la solitaria parada de la EMT, a una mujer paciente de unos 50 años, de rostro cansado, que espera el paso de los ya escasos autobuses. Me imagino que ... el cansancio, y la fatiga, no le dejarán mucho tiempo para el ocio. Y, me gustaría saber, ante este ambiente de abrumador estiércol social y político, qué piensa esta mujer, que debe llevar una larga jornada laboral, todavía no desvanecida.
Me gustaría saber qué piensa una amiga de mi hija, ya juez en ejercicio, cuando recuerde sus casi tres años de preparar oposiciones -doce horas diarias de estudio- que sólo cada quince días se permitía salir a despejarse unas horas, y lea las sospechas y amenazas por las que, en cualquier momento, una persona de escasa experiencia laboral y académica, que ha llegado a ministra, le puede acusar públicamente de prevaricar, o sea, de delinquir, si el acusado de la instrucción que lleva entre manos es de un determinado partido político.
Ayer, domingo, en la cafetería a la que acudo con frecuencia, me encontré con un chico nuevo, y le pregunté al dueño –al que considero un amigo– por el nuevo empleado. Dijo que se había licenciado hacia dos años, y estaba esperando un empleo, acorde a su preparación. Mientras tanto… Me gustaría saber cómo acepta este joven sus dificultades, dentro de esta aparición de una banda de estafadores públicos.
Me gustaría saber qué piensan de esto alguno de mis amigos socialistas, con los que siempre hemos bromeado en las comidas, y que se tomaban las rivalidades políticas, con el humor y entusiasmo con que se burlan y discuten los amigos respecto a sus respectivos equipos de fútbol, ahora, en este panorama tan entristecedor, donde las nostalgias conducen siempre al pasado reciente.
Me gustaría saber qué piensa ese hombre peruano, que todavía no ha regularizado su situación, y al que un empresario le paga a siete euros la hora, como peón de albañil, al descubrir que la falta de escrúpulos no es sólo cosa del empresario que le ha tocado en mala suerte, sino que, en las clases de la jerarquía política, los hay todavía con menores escrúpulos.
Porque yo sí noto lo que siento. Es una mezcla insana de rabia y de estafa, de rebelión y derrota, de indignación y desesperanza, de irritación y abatimiento. A lo mejor, a los demás no les afecta, y tienen razón, y yo soy uno más de los tontos contemporáneos.Pero sigo creyendo, porque crecí en una dictadura, que la libertad es cosa de todos, y que las democracias se diluyen, y se han diluido, cuando una mayoría piensa que lo que sucede en la Política no tiene que ver con su vida. Por eso, me gustaría saber qué piensan.
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