Sala de máquinas
Consérvate bueno
Ha resultado inevitable pensar un poco en Alfonsín como aquel Séneca ya retirado que se carteaba con Lucilio (discípulo y supuesto procurador) para empujarle por la senda de la virtud
Este lunes se ha visto un amistoso lance entre titanes del buen gobierno en la Academia de Ciencias Morales bajo la presidencia del Rey. Emilio Lamo de Espinosa ha dado la contestación al discurso de ingreso de Jaime Alfonsín, la sombra de Don Felipe durante ... tres décadas y quien allí ha sido calificado por su colega como el ideal del consejero de príncipes. Ha resultado inevitable pensar un poco en Alfonsín como aquel Séneca ya retirado que se carteaba con Lucilio (discípulo y supuesto procurador) para empujarle por la senda de la virtud. El nuevo académico, en el fondo, ha hablado a Doña Leonor cuando ha disertado públicamente por primera vez sobre el oficio de reinar, con unas reglas sencillas y penetrantes: «Ha de tener una conciencia clara desde la infancia de lo que está llamada a ser», «debe saber que España es su destino, su proyecto de vida», «su vida personal es diferente a la de los demás, tendrá muchas limitaciones», «debe saber elegir sus relaciones y amistades desde la discreción», «la Constitución es su guía», «debe poder dar cuenta de sus actos de manera ejemplar», «la Corona es neutralidad e independencia orientada al interés general»... Aquellas cartas terminaban con un «consérvate bueno», que dos milenios después sigue siendo un consejo fundamental para todo heredero.