SALA DE MÁQUINAS
El clavo de Armengol
La dimisión de la presidenta del Congreso obligaría naturalmente a consensuar otro candidato y repetir el sudoku, esa pesadilla de exigencias y renuncias con media docena de socios a cual más asilvestrado
Díaz está domesticada
La kriptonita de Koldo
Francina Armengol ya es un cadáver político. Tanto como el ministro Grande-Marlaska; ambos carecen de crédito. Ahora bien, si el ministro de Interior aguanta en su puesto igual lo puede hacer la presidenta del Congreso, a modo de espantapájaros inerte, mientras Sánchez quiera o ... le acomode. ABC cuenta hoy que el gobierno de la expresidenta balear mintió al Parlamento regional sobre la baja calidad de las mascarillas compradas a la trama de Koldo, después de pagarlas con sospechosa velocidad pese a ser conscientes de que se trataba de un fraude, amén de un favor. Pero igual que Marlaska ejerce de saco terrero para encajar los ataques contra el presidente, Armengol es uno de los clavos que sujetan la legislatura. Si el líder del PSOE extrae ese clavo se le cae el armazón entero. La dimisión de Armengol obligaría naturalmente a consensuar otro candidato y repetir el sudoku, esa pesadilla de exigencias y renuncias con media docena de socios a cuál más asilvestrado. Sánchez está volviendo a la casilla de salida.