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el ángulo oscuro

Begoñísima es nuestra Dulcinea

¡Doblad la rodilla, demócratas, ante la dama de nuestros pensamientos de progreso!

El teatrillo del doctor Sánchez

El aberrante Milei

Juan Manuel de Prada

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Los fascistas españoles, gentes lerdas y de alma ruin, se obstinan en presentar a Begoñísima como una choni metida a conseguidora, que utiliza su connubio con el puto amo para beneficiar en las licitaciones a los empresarios amiguetes y para librarlos de la quiebra a ... costa del erario público. A los fascistas españoles, como gentes de ingenio boto, les ocurre como a Sancho Panza, que en Dulcinea sólo veía una aldeana de pelo en pecho llamada Aldonza Lorenzo, con el aliento fragante de ajos crudos. Pero, aunque Dulcinea fuese poco más o menos así, a don Quijote le importaba un ardite: «Bástame a mí –le explicaba a su escudero– pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta […] y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo. […] Yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo».

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