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¡Que viene el Coco!
PSOE y Podemos van a seguir unidos pero como un matrimonio divorciado
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Acaba de empezar la doble campaña electoral y Pedro Sánchez ya ha lanzado la mayor bomba de su arsenal, una especie de artefacto nuclear que debe aniquilar al enemigo y eliminar todo intento de acabar con su Gobierno. «Romper ahora la coalición sería entregar ... la victoria a la derecha«, deja filtrar la Moncloa a través de la prensa adicta. Mucho miedo o muy poca confianza en sus planes debe de reinar allí dentro para echar mano de argumento tan barato. En primer lugar, porque la derecha ya ha gobernado España y no lo hizo peor que la izquierda. Yo iría incluso más lejos: sus dos mandatos al frente del país, el de Aznar y el de Rajoy, fueron debidos a que la izquierda lo había dejado al borde del precipicio. Aparte de que, a estas alturas, la izquierda ha perdido no ya su virginidad, sino su decencia en sus mandatos, con escándalos como el de Roldán, los ERE andaluces y los que llenan hoy los titulares.
A quienes dicen sentir miedo de la extrema derecha en el Gobierno, hay que recordarles que miedo de verdad lo mete la extrema izquierda y si no, que se lo pregunten a los ucranianos, a los venezolanos, los cubanos o nicaragüenses, o incluso al propio Sánchez, a quien están amargando la vida, aunque no se atreve a romper con ellos por la razón apuntada.
Dicen que confía en los avances sociales y económicos hechos para renovar su mandato. Es verdad que ha legislado mucho, demasiado, pero lo conseguido hasta ahora es más bien pobre. El 'sólo el sí es sí' ha dividido no ya la coalición, sino el propio feminismo, y continuará dando guerra. Sánchez ganó la batalla en el Congreso, pero la perdió políticamente al dejar la herida abierta. PSOE y Podemos van a seguir unidos como esos matrimonios de divorciados que no tienen dos pisos en que vivir ni dos mesas en que comer. Cada uno irá por su lado, cuidando a su clientela y echando al otro la culpa de la rotura, lo que no favorecerá a ninguno de los dos.
En cuanto a los proyectos por cumplir, el de las pensiones, pueden ser las cuentas de la lechera. Han subido la jubilación a todos, pero sin preocuparse de la financiación. Mejor dicho, han dispuesto que la financien los futuros jubilados, sus patronos, que ya han protestado, y los muy ricos, que son pocos pero pueden irse a otra parte. ABC les explicaba ayer que no cubren ni la mitad de este capítulo de gastos de la Seguridad Social. Ha logrado convencer a Bruselas, pero ya verán lo que Bruselas dice y hace cuando empiecen a llegarle las facturas. Con la vivienda, otro de sus proyectos favoritos y faraónico, tres cuartos de lo mismo. Se ha convertido en la hucha de los españoles y su precio no hace más que subir. Y para colmo, el Silicon Valley Bank, el banco que venía financiando los 'startup projects', los nuevos negocios de la electrónica, la industria que se regenera cada seis meses, ha pegado el estallido, llevándose por delante otro pequeño, el Signature Bank. Estas cosas no se van de un día para otro y las bolsas han temblado, incluso la española. No hace falta decir que nuestras organizaciones empresariales consideran las cuentas de Sánchez como las del Gran Capitán, aunque éste pudo presentar a los Reyes Católicos el Reino de Nápoles limpio de polvo, paja y franceses.
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