El PSOE trata de bajar la tensión y pide a Podemos que piense en «futuras legislaturas»
Los socialistas intentan limitar a un choque puntual lo sucedido estos días
El choque por el 'sí es sí' eclipsa a Yolanda Díaz: el PSOE cuestiona su liderazgo y Podemos gana espacio
La coalición de Gobierno se lame las heridas del enfrentamiento por la reforma de la ley del 'solo sí es sí' y su irradiación hacia la celebración del 8-M. Tras el durisimo choque del martes en el Congreso de los Diputados los socios ocupan ... espacios. Y las posiciones están claras: Podemos mantiene el pulso; el PSOE intenta minimizar daños. La consigna que llega desde La Moncloa es la de bajar los decibelios, si bien Pedro Sánchez ha tomado la decisión de marcar distancias con Podemos. No participar en el acto organizado por el Ministerio de Igualdad por el 8-M fue un mensaje muy claro.
Pero tras la tormenta los socialistas quieren que se reduzca el ruido que rodea a la coalición y que no deja espacio en la conversación pública para otros asuntos. Ayer, la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se mostró convencida de que la coalición acabará la legislatura tras lo que definió como una «discrepancia puntual». La parte socialista del Gobierno quiere que se empiecen a abordar otros asuntos pendientes que sean menos conflictivos y ayuden a «superar todas las dificultades». Sin embargo, quedan todavía elementos de fricción, como las leyes de Vivienda o Seguridad Ciudadana, que no auguran un final tranquilo de legislatura como pretende el PSOE.
Desde el punto de vista del PSOE «no hay nada que reconducir» porque ellos «no se han desviado de su camino». Y vuelve a limitar lo ocurrido a una «discrepancia puntual» a la que resta valor en comparación con la agenda global del Gobierno. Lo que el PSOE quiere poner en primer plano son las políticas sociales como «pegamento» de la coalición. «Finalizaremos la legislatura juntos, no tengo ninguna duda», defendió Irene Montero, ministra de Igualdad.
En las misma línea quiso manifestarse Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, que durante una visita institucional a Extremadura insistió en que todavía queda un año de legislatura por delante y «más legislaturas para seguir transformando la realidad económica y social».
Esa proyección al futuro es fundamental porque es la motivación principal de los socialistas para evitar cualquier ruptura precipitada: no hay alternativa para la próxima legislatura que no pase por un entendimiento. Y en el PSOE no creen que puedan existir muchos réditos en una ruptura antes de las elecciones.
Vender utilidad
Pedro Sánchez siempre ha querido transmitir la idea de que la unión de los partidos de izquierda, pese a sus históricas desavenencias, no estaba condenada al fracaso. Tras unos años políticos muy convulsos, de los que Sánchez fue actor principal, caracterizados por legislaturas breves y presupuestos prorrogados, el presidente del Gobierno quiere poder llegar a las urnas pudiendo decir que, pese a todo, ha aportado estabilidad.
Junto con la presidencia del semestre europeo es la motivación socialista para no romper la coalición. Y precipitar esa ruptura cuanto antes para proteger de conflictos internos los últimos meses del año tampoco está en los planes. La inminencia de las elecciones municipales y autonómicas de mayo también influye en la preferencia socialista por no dividirse antes de ir a las urnas.
Pero una cosa es que la coalición no se vaya a romper y otra que los deseos del PSOE de un último año de legislatura plácido se cumplan. Esa era la estrategia; despejar los temas polémicos en un arreón a finales del pasado año y centrar el año electoral en medidas económicas y sociales, al calor de los fondos europeos. Pero cuando pasan dos meses de la vuelta a la actividad política tras la pausa navideña, ha sucedido todo lo contrario. La coalición ha vivido una de sus crisis más agudas y afronta un escenario incierto. No solo ha sido el choque en torno a la causa feminista. Los dos primeros meses del año han frenado la bajada de la inflación. Y Podemos, en este caso más alineado con Yolanda Díaz, va a presionar para tomar más medidas. Mientras el ala socialista quiere esperar.
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