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UNA RAYA EN EL AGUA

Personas honestas

El muro contra la alternancia tenía una función suplementaria: evitar que las evidencias de corrupción lo atravesaran

Las amnistías son para el verano

Escucha activa

Ignacio Camacho

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LAS cárceles están llenas de personas honestas, si se pregunta a los presos. Otra cosa es la culpabilidad, que determinan los tribunales en el Estado de derecho. Un enchufe en una diputación o una cátedra a dedo pueden no constituir delito y al mismo ... tiempo ser un escándalo ético, tanto más grave cuanto más estrecho sea el parentesco con, por ejemplo, el jefe del Gobierno. La sospecha es incompatible con la dignidad del cargo, dijo un primer ministro portugués –inocente, por cierto– y dimitió en ese mismo momento. Su colega español, o sea Sánchez, prefiere usar el puesto como parapeto para sí mismo y para sus familiares, subordinados y compañeros a quienes la Justicia investiga a ritmo más bien lento, tan lento que las pesquisas y diligencias pueden durar el mandato completo mientras los afectados se amparan en el aforamiento, limpian a fondo los mensajes de sus teléfonos y borran sus cuentas de correo. Si los jueces del Supremo empezasen a dictar prisión preventiva en el caso de Ábalos Meco –ay, los nombres parlantes de Homero– con el mismo celo que pusieron los de la Audiencia en los sumarios de Gürtel y Púnica, los imputados y sus cómplices cantarían a coro el 'Tremenda vendetta' de Rigoletto. Gracias a ese saludable rigor garantista de la democracia, el presidente aún puede defender la honestidad de su gente en el Congreso. Ya veremos cuando acaben los procesos.

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