POSTALES
Gobierno de colisión
Pedro Sánchez es socialista o comunista. Puede que ambas cosas. O ninguna. Sólo sanchista
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Todo apunta que Pedro Sánchez vuelve a tener pesadillas de Podemos en el Gobierno. Aunque esta vez es real, no una treta para confundir a todos y llevarse la bolsa. No, esta vez va de veras. Todos los esfuerzos de sus palmeros y vestales, ... algunas de las cuales se han quedado roncas asegurándonos que la crisis ha pasado, que las diferencias se han resuelto, que el gobierno de coalición vuelve a estar unido para completar el programa de igualdad y progreso que se había propuesto, así como se han aclarado las dudas de Bruselas sobre la economía española.
Quienes estén dispuestos a comulgar con ruedas de molino pueden creérselo. Pero basta acercarse a los hechos y afinar el oído para darse cuenta de que la realidad es muy distinta. Lo que se ha pactado es más una tregua que una paz, visto que, de continuar por el camino que iban, todos iban a saltar por los aires. Pero Podemos no se ha apeado del «sólo es sí es sí» y cualquier modificación es una vuelta a las «normas de La Manada», la 'ley trans' es «una traición al feminismo» y Bruselas tiene todavía que dar el «sí» definitivo a las próximas partidas de fondos de recuperación. Habiendo allí gente muy escamadas por las cuentas españolas. Con razón ya que el Gobierno Sánchez se ha puesto a gastar a lo grande para acallar el alza de precios y el descontento social. El mejor ejemplo es el de las pensiones, con miles de millones de euros, que van a sacarse aumentando las cotizaciones de las empresas, aunque también de los autónomos, y ya veremos lo que aguantan, pues hablan de «la voracidad recaudatoria sin límites del Gobierno». Y ¿puede un país sobrevivir con unas empresas esquilmadas? Seguro que se echará mano de los fondos europeos. Pero, con el antecedente de los ERE destinados a los parados andaluces, dudo que admitan que se dediquen a cubrir las pensiones españolas. Quiero decir con ello que el panorama político-económico que afronta el gobierno Sánchez no es precisamente risueño. Y no ya por las razones expuestas, sino por otras más profundas. Nunca la extrema izquierda y la izquierda moderada, o socialdemocracia, han hecho buenas migas, al diferir no sólo en principios, sino también en tácticas. La extrema izquierda, una vez que Lenin dictaminó que la revolución proletaria podía imponerse sin necesidad de que hubiera habido una revolución burguesa, no respeta la libertad, el mercado, ni el equilibrio de poderes. Es, por tanto, antidemocrática. Lo hemos visto en cuantos países se ha impuesto después de Rusia. Una dictadura, no del proletariado como dice, sino del partido, concretamente, de quien lo encabeza en aquel momento Una doble dictadura. Nuestro problema es que no sabemos si. Pedro Sánchez es socialista o comunista. Puede que ambas cosas. O ninguna. Sólo sanchista. Resumiendo: todo lo que tiene de buena planta, lo tiene de ignorante. Algo peor que no tener idea de economía. O peor.
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