POSTALES

El último giro (por ahora)

Ha habido lecciones para todos, empezando por los dos primeros

La falsa victoria (25/07/2023)

¿Armagedón? (23/07/2023)

Decía Hegel que «esa larga marcha de la humanidad hacia la libertad que es la Historia, parece ser movida por un geniecillo irónico como un titiritero mueve los de sus marionetas«. De ahí los chascos que se llevan los que van muy deprisa y ... quienes tardan demasiado. Ejemplos de los mismos acabamos de tenerlos en las últimas elecciones españolas. Tras unas municipales y autonómicas que trajeron un triunfo apabullante de la derecha, rubricada por un mano a mano Feijóo-Sánchez, que dejó a éste medio grogui, su contrataque, a la bayoneta calada, pilló a Feijóo tan desprevenido que la salvó del KO la campana de los votos de españoles en el extranjero, pues los nacionales le dejaban sin posibilidades, o eso parecía.

Tanto es así que empezó a diseñarse el próximo gobierno Sánchez, que no era otra cosa que el anterior maquillado y revestido. Frankenstein se convertía en una señora de blanco impoluto que besaba a todo el mundo. Fue cuando apareció el geniecillo irónico del que hablaba Hegel. El voto exterior arrojó que un escaño de Madrid pasaba del PSOE al PP, lo que significa que, para continuar siendo presidente, Sánchez necesita los votos de Junts, no bastándole la abstención. En realidad, es un vuelco del entero escenario, pues esa abstención pensaban comprarla rebajando, como la subversión para amnistiar a sus cómplices golpistas del 1-O, las acusaciones de malversación y desobediencia a niveles muy inferiores y traer al que salió en el maletero de un coche, poco menos que bajo palio, como exigen sus seguidores. Los votos del ERC, que consiguieron prometiendo llamar al referéndum de autodeterminación algo distinto, tal vez 'consulta', 'encuesta' o 'análisis del nacionalismo catalán' ya no cuelan. Ese nacionalismo no sólo está roto, sino también en clara decadencia en votos y ánimos.

El escaño perdido por el PSOE y ganado por el PP aclara el escenario y deja a Feijóo con tantas o más posibilidades que Sánchez. Los frentes están más claros que nunca: PP-Vox-UPN contra PSOE-Sumar-PNV-ERC-Bildu y los minipartidos, con más votos y escaños de los dos grandes. Ha habido lecciones para todos, empezando por los dos primeros, que cantaron victoria demasiado pronto. El punto flaco de Feijóo es Vox, que si sigue negando el cambio climático, la violencia machista y otras causas tan evidentes como la ley de la gravedad, ahuyenta votos moderados. Mientras el punto flaco del PSOE está a su izquierda, reducida al mínimo, pero aún con fuerzas para pedir su parte en el festín. Sánchez usó a Díaz para «invisivilizar» a Podemos, ha denunciado Echenique. Mientras, Iglesias ha salido de su retiro para advertir que otro gobierno de coalición debe tener en cuenta las posiciones de Podemos. Algo que sus legionarias, Belarra y Montero, subrayan. Les quedan sólo cinco escaños pero en un escenario tan igualado pueden ser decisivos. Debiera ganar quien apueste por España, no por sus intereses. Pero aquí sólo hay salvadores de extrema derecha e izquierda. Un empate siniestro, nunca mejor dicho. Pero mientras hay partido hay esperanza.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios