Editorial

El silencio de Von der Leyen

Los ciudadanos, así como los diputados del Partido Popular Europeo, merecen conocer cuál es la posición de la presidenta de la Comisión Europea sobre la ley de Amnistía

Europa debe reaccionar ante la aprobación de la ley de Amnistía. En septiembre de 2023, el comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Reynders, se dirigió al ministro Bolaños indicándole sus «serias preocupaciones» por la tramitación de la norma que, en aquellos días, era ... todavía un proyecto. Desde entonces, en Europa siempre se ha señalado que hasta que se aprobara la ley no se podría concretar ninguna respuesta ni emprender acción alguna. Pero ese tiempo se ha cumplido y, en esta primera semana en la que la norma ha entrado en vigor, todavía no se conoce ninguna reacción por parte de Ursula von der Leyen, quien es hasta noviembre próximo, y con posibilidades de salir reelegida, presidenta de la Comisión Europea.

La ley de Amnistía no sólo supone un manifiesto ataque al Estado de derecho y a la igualdad de los españoles, sino que es una norma que desprotege a la propia Unión Europea. Amnistiar delitos como la malversación y el terrorismo o crear un marco de amparo para delincuentes que establecieron conexiones con la Rusia de Putin es algo que colisiona frontalmente contra los fundamentos jurídicos comunitarios y, lo que es más importante, contra las intuiciones morales y la cultura política que debe caracterizar a la Unión.

Tras estos primeros días de silencio, empieza a resultar sospechosa la inacción de Bruselas. A nadie se le escapa que Von der Leyen se encuentra en una circunstancia singularmente sensible para sus ambiciones personales, pues necesita a Pedro Sánchez para intentar renovar su cargo. Sin embargo, ni España ni Europa pueden asumir ni tan siquiera como hipótesis el que la agenda comunitaria y la defensa de las garantías democráticas puedan subordinarse a los intereses particulares de la presidenta. La UE no puede aspirar a que alguien tenga el confort de su cargo revalidado para proteger el Estado de derecho. En el marco comunitario existen precedentes mucho menos graves que la ley de Amnistía con respecto a los cuales las instituciones reaccionaron de forma ágil y rotunda. Exactamente como ahora debería suceder con la norma con la que Pedro Sánchez logró los votos que le hicieron presidente.

Los eurodiputados del PP, al igual que todos los españoles y europeos, merecen conocer cuál es la posición de Von der Leyen sobre la cuestión que ha ocupado el centro del debate político y que más ha dividido a nuestra sociedad en las últimas décadas. La presidenta de la Comisión no puede disimular su opinión por más tiempo y debería adoptar una actitud mucho más clara ante una agresión evidente a los fundamentos del Estado de derecho. No olvidemos que la amnistía sienta un precedente nefasto en Europa y que formas semejantes de corrupción política podrían replicarse en otros países si la Unión Europea no resuelve esta cuestión de manera ejemplar. En un contexto en el que el euroescepticismo es creciente, la todavía presidenta de la Comisión tiene un papel crucial en el mantenimiento de la respetabilidad de las instituciones europeas. Hasta el momento podían existir coartadas más o menos creíbles para retrasar la respuesta, pero con la ley de la Amnistía ya en vigor, resulta imperativo que la presidenta resuelva cuál es su posición con respecto a una norma que provocó, como el propio Reynders indicó en la carta del pasado octubre, que un gran número de personas contactara con la Comisión en busca de una respuesta. El momento ha llegado y Von der Leyen no debería dar por sentado que los españoles seguirán confiando en una Europa que les abandona en un momento crucial.

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