Pedro Sánchez y sus afines han emprendido una huida hacia adelante en la que acusan a la oposición de reproducir las maneras que, paradójicamente, mejor les definen. El presidente del Gobierno se permitió acusar desde la tribuna de oradores del Congreso al hermano de Isabel ... Díaz Ayuso, después de que tanto la Fiscalía Europea como la de Anticorrupción archivaran la causa que lo investigaba. De igual modo, María Jesús Montero acusó falsamente a Alberto Núñez Feijóo de beneficiar a la empresa en la que trabajaba su mujer, apoyándose en una información errónea que publicó un digital.
A las pocas horas, ese diario se vio obligado a corregir el bulo aunque la vicepresidenta no se disculpó jamás. Basta con repasar las declaraciones de los últimos meses de Óscar Puente o el historial de escraches y difamaciones promovidos por una parte de la izquierda para constatar que la estrategia empleada por Sánchez sólo busca construir una cortina de humo con la coartada inverosímil de estar combatiendo un supuesto totalitarismo de derechas.
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