TACONEANDO
Un maromo de primera
Este gobierno no ha protegido a la mujer, sino que ha servido puntualmente para favorecer a los agresores
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Iniciar sesiónAhora, a finales de agosto, el país está arrasado por un fuego que no es político ni de cambio climático ni nada, sino un fuego psicológico que fuerza a Rubiales a dimitir. A mi me parece que todo esto es la consecuencia de la ... mala suerte que disfrutan algunos. No seré yo quien defienda a un hortera de bolera como Rubiales, pero sí que creo que ha prendido una cerilla peligrosa en el Mundial. La cerilla ha prendido y ahora pedimos todos la cabeza de turco. Las feministas desean un mundo sin acoso, puro y limpio, y todo regulado por leyes al efecto, pero hay un error garrafal: lanzarse en brazos del Estado.
Las mujeres no pueden simplemente confiarse al Estado, sino que tienen, por decirlo en palabras de Kant, una «obligación consigo mismas». El caso de Jenni demuestra que la lucha emancipadora es responsabilidad individual de cada mujer. Este gobierno no ha protegido a la mujer, sino que ha servido puntualmente para favorecer a los agresores.
Yo tengo ya una colección de políticos chamuscados y elegidos mayormente entre los que no me gustan para empezar con la caza del político. Empecemos con Irene Montero, que dimitiría si tuviera un poco de vergüenza, porque un beneficiado de la Ley del 'Sí es sí' acaba de agredir a una mujer en Dos Hermanas. En cuanto a Rubiales, se parece mucho a la ministra del ramo: saben pasar del fuego psicológico, de las presiones de la turba, de las críticas, de las sentencias de los jueces y mentir sin ningún pudor. Sigamos pues, poniendo la alfombra o la hoguera, que arde con mucha simpatía, pero hagamos las cuestiones pertinentes. Si la ley beneficia ya a 1.127 delincuentes sexuales y ha provocado la excarcelación de mas de 100 agresores con sus historial de víctimas, la ministra debe dimitir. Aquí se da un curioso fenómeno: la mujer española solo se ha emancipado del chulo y del fulano, pero no del Estado, que es un maromo de primera.
El feminismo que a mi me gusta es el que dice las verdades, con esguince de tacón, hallazgo semántico, mucho 'slang' de supermercado y cultura de ahora mismo. El liberal, el feminismo emancipador y poco sobreactuado. El de mujer con poder económico, el de la Thatcher o Ayuso.
En cuanto a Rubiales, Dios le ha quitado el rubio con impaciencia divina, y él ha hecho de su calva una esfera de mármol duro, resistente… Una cabeza de turco. Los españoles van a notar la ausencia de este compadre que nos ha robado el Mundial y la paz de agosto, pero ocultan algunos que el tirón eléctrico y telefónico que les hace saltar de la cama para pedir su dimisión es otro. Nuestros políticos son ya otra cosa. Tenemos otro líder de la pela, Puigdemont, que también en estos días anuncia que retoma su carrera política. La de Puchi ha sido muy larga, muy variada y en su caso consta de una sucesión de retiradas como la de Rubiales. Nuestra democracia está cebando bien a sus monstruos sagrados este verano, porque con ellos se embrutece el ambiente igual que en el Bernabéu.
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