Suscribete a
ABC Premium

Después, 'naide'

Llamadme Miguel Jordán

Los libros me han permitido ser otras personas, pero nunca de una manera tan cierta como ahora

El último rastro del mar

Piedad de los cabizbajos

El mar siempre ha sido inspiración para aventuras, deportes, ocio y viajes juan carlos soler
Chapu Apaolaza

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Como lo han contado Peláez y el propio autor, ya puedo decir que me parezco más allá de lo casual al protagonista de 'La isla de la Mujer Dormida', la última novela del maestro Arturo Pérez-Reverte que me ha concedido el ... regalo de esta íntima posteridad. Hace mucho tiempo, me recomendó un libro por correo electrónico y quizás sin saberlo, tomó el testigo de mi padre en ese mar compartido que mi jefe me enseñaba de niño desde la Peña de los Balleneros del monte Ulía en San Sebastián. Allí mi 'aita' me contaba historias de ballenas lejanas, de arpones y remos que hacían crujir los toletes, y de pronto gritaba «¡Por allí resopla!» sobre ese Cantábrico azul de cobaltos infinitos que resultaron no serlo. Años después y faltando mi padre, Reverte me llevaba casi de la mano de sus novelas a aquellos mundos de agua en los que uno duerme a dos pulgadas de madera de la eternidad. Yo le seguía por los párrafos con la lealtad que los hombres guardan hacia algunos capitanes, y así vivía en la fantasía del mar, que es como se vive de verdad.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación