Por lo que sea
Microinfidelidades
«La infidelidad es uno de esos temas que revive una sobremesa, aunque una vez iniciado el debate solo hay dos finales posibles: puerta grande o enfermería»
Los servidores públicos y la ley del silencio
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Iniciar sesiónEl genio se revela en las crisis, como ese hombre recién cazado en la mentira que mira a los ojos a su pareja y le suelta con los suyos muy abiertos: ¿qué es infidelidad?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul, ¿qué es ... infidelidad?, ¿y tú me lo preguntas?, infidelidad es… En otra versión de la historia, el hombre en cuestión –tendrá unos cuarenta y barba de tres días; vaqueros rectos, jersey negro, un cuidado desaliño– es aficionado a la filosofía posestructuralista francesa, y parafrasea a Roland Barthes para salir del paso: cariño, perdona, pero no puede traicionar sino quien ama, ¿y no hay algo bello en todo esto, no lo hay, no nos estamos confirmando en esta discusión, en este dolor compartido? A veces, sin embargo, el hombre –pantalones chinos, náuticos, juega al pádel los domingos– aparece en casa con una sonrisa y un ramo de flores, que son como las naranjas de 'El Padrino': anuncian la tragedia en código morse.
Pocas cosas disparan más la imaginación que la infidelidad, motor de quién sabe cuántos hallazgos de la humanidad: la literatura empezó en Troya, y tres mil años después Sofia Coppola se divorció y rodó 'Lost in translation', que es una película que te deja pensando en que puede haber cosas más íntimas e intensas que el sexo entre dos amantes que se acaban de conocer y están infelizmente casados. ¿Dónde empieza la infidelidad? Jabois escribió aquello de que hay más cuernos en un buenas noches enviado cada día a una mujer que te sonríe y que te escucha que en un polvo mal echado, o dos, en un ascensor (hay vidas más intensas que otras, sí). El avance de la tecnología ha retorcido las preguntas de la monogamia, y ahora hablamos de microinfidelidades, que es el cruce del antiguo pecado de pensamiento con los medios del siglo XXI. Por ejemplo: ¿es infidelidad darle un like en Instagram a una mujer que te gusta pero no conoces?, ¿y es infidelidad seguirla, mandarle una reacción a una story, soñar con ella? ¿Y que te comente las fotos? ¿Y ver porno con regularidad, es infidelidad o solo vicio? ¿Y hablar con tu exnovia? ¿Y si a esa exnovia la has recreado usando inteligencia artificial? ¿Hacen falta más señales para salir corriendo?
La infidelidad es uno de esos temas que revive una sobremesa, aunque una vez iniciado el debate solo hay dos finales posibles: puerta grande o enfermería. El juego es divertido, y nos lleva, claro, a 'La isla de las tentaciones', que es un programa donde los participantes han desarrollado una precisión quirúrgica para el discernimiento de la infidelidad: tu pareja puede dormir con otro sin ponerte los cuernos (han estado abrazados toda la noche, pero no se han cubierto con la sábana: menos mal), y abrazarse en la piscina a dos centímetros de la boca de un modelo sin que eso sea una falta, pero un beso en horizontal es intolerable. Es una lógica desesperada que recuerda a la de ese paciente que discute con su médico cuánto puede fumar sin matarse demasiado rápido, o a la de ese frutero que coge las manzanas podridas como Hamlet la calavera de Yorick y dice: era un gran desconocido para mí.
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