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José María Carrascal

Vagón de metro

Díganme qué hago yo, el único sin espejo mágico, en este vagón de Metro

José María Carrascal

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Sentado en mi vagón de Metro, rodeado de chicos, chicas y un indefinido número de adultos picoteando en su móvil como la madrastra de Blancanieves preguntando a su espejito quién es la más hermosa del reino, me doy cuenta del abismo que me ... separa de mis contemporáneos . Todos contemplan fascinados la minipantalla en busca de que gentes conocidas y desconocidas les digan quiénes son , pues no lo saben, al menos les confirmen que existen, ya que su vida es tan líquida, tan elusiva y efímera como las imágenes que van sucediéndose ante sus ojos sin llegar nunca a concretarse. Es lo que hemos conseguido vendiendo nuestra personalidad a los demás, en una subasta sin principio ni fin ni pies ni cabeza. No hay angustia mayor que la de encontrar la pantalla vacía , la de tropezarse con la ausencia de respuesta, con la nada de electrones, que han decidido borrarse y borrarnos de la única existencia que realmente tenemos: la virtual.

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