En primera fila
De Málaga a Malagón
El sustituto de Illa debe ser un perfil experto en Sanidad, no quien sabe aún menos que él sobre el Covid
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Iniciar sesiónExplíqueme si no es una tomadura de pelo que un ministro de Sanidad, en este caso Salvador Illa, comparezca a las puertas de la tercera ola y tras un mes de escalada de contagios para decir cosas como las siguientes:
-«Vienen semanas muy complicadas», ( ... un clásico). «La valoración que hacemos es de muchísima preocupación». «Hay que tener la guardia muy alta». «Hay que seguir al pie de la letra las recomendaciones de las autoridades sanitarias», «Pensamos que con las actuaciones de respuesta que nos marcamos en octubre hay suficiente campo de actuación».
Fíjense bien en este «pensamos». Es una palabra crucial ya que si no se cumple la previsión siguiente, como suele suceder desde el inicio de la pandemia, puede mutar fácilmente en un «pensábamos» sin hacer un gran destrozo político. No es que Illa tuviera ayer un mal día, que le puede pasar a cualquiera, o que llegara un poco atolondrado de las fiestas navideñas. Atentos a lo que concluía tan solo tres días antes, el 4 de enero, tras reunirse con las comunidades autonómas:
-«La pandemia sigue creciendo». «No bajemos la guardia durante las próximas semanas porque van a ser complicadas». «Todos los consejeros han constatado su preocupación por como está evolucionando la pandemia». «Existe una constatación de que hay una tendencia de crecimiento de los casos» (quizás no había quedado claro). «No nos llevemos a engaño, la pandemia en nuestro país sigue creciendo» (por si algún despistado cree que si los positivos suben, en realidad, bajan).
Es evidente que el ministro de Sanidad tiene la cabeza más puesta en su candidatura a las elecciones catalanas que en la gestión de pandemia. Pero no hay gran diferencia con lo que aportó Carolina Darias. Su previsible sustituta trató de iluminar a la audiencia con lo siguiente:
-«Es muy importante reducir la transmisión».
Tras estas sesudas y reveladoras píldoras solo cabe decir con sorna: gracias por la información. A todas estas conclusiones llega por sí solo hasta un terraplanista tras echar un simple vistazo a los datos. La pandemia debería haber servido para convencer a los líderes políticos de que no puede volver a dejarse un ministerio en manos de un amigo o un político «de cuota» y de que ninguna cartera «es una maría», como llamó Pablo Iglesias a Sanidad. Esta vez ha estallado el Covid, en otro momento puede ser una sequía que arruine la agricultura o una nueva crisis del petróleo que ponga en jaque a la industria.
Pedro Sánchez debería aprovechar la salida de Illa para colocar al frente de Sanidad a alguien que conozca muy bien el sistema sanitario y sea capaz de gestionar con acierto la difícil situación epidemiológica en la que nos encontramos. No a una ministra que sabe sobre el virus menos todavía que su colega filósofo.
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