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Sánchez, acorralado

El presidente del Gobierno está solo y no tiene más opción que disolver el Parlamento y convocar elecciones generales

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El pleno monográfico del Congreso de los Diputados sobre Cataluña demostró nuevamente lo que se sabe desde la moción de censura contra Mariano Rajoy: que Pedro Sánchez no tiene idea alguna de cómo gobernar España. La bofetada electoral en Andalucía, todo un drama histórico para ... el PSOE, ha forzado a Sánchez a simular un mero cambio de retórica sobre Cataluña, pero nada más. De hecho, el presidente del Gobierno acudió a la Cámara Baja para anunciar que, si hace falta, mandará policía a Cataluña. Con el ministro del Interior habría bastado para semejante primicia. El problema real es que Sánchez buscó en Cataluña su encumbramiento político -como en su día lo buscó Rodríguez Zapatero con la negociación con ETA- y Cataluña se lo ha llevado por delante. Los andaluces han avisado claramente de que no se puede ser presidente del Gobierno de España y, al mismo tiempo, ser socio de los que quieren romper España. El «giro» de Sánchez ante el desafío independentista se ha limitado a juegos de palabras, a respuestas condicionadas y, en última instancia, a sobrevivir el tiempo que pueda a su propia impotencia. La coalición destructiva de la moción de censura ha saltado por los aires porque no se apoyaba en más objetivo que echar a Mariano Rajoy.

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