Todo irá bien
La noche más larga
Sólo la presidenta Ayuso tiene la fuerza y el instinto para unir a la derecha, para pastorearla, para ser imaginativa ante la crisis
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Iniciar sesiónLa dirección del PP evita apoyar a Isabel Díaz Ayuso como presidenta de los populares madrileños y me pregunto de qué creen que van a comer cuando la presidenta de la Comunidad lo sea del Gobierno y del propio partido. El voluntarismo nunca puede ser ... un sustituto de la inteligencia. Yo siento una franca simpatía e incluso un gran afecto personal por Pablo Casado, pero nunca va a ser presidente, porque no hay suficiente gente que le quiera, porque carece de instinto político y de la fuerza para unir a la derecha. No se te da bien, Pablo, y yo lo siento.
España no puede permitirse un líder conservador que insista en perder las elecciones porque cree que tiene derecho a intentarlo de nuevo. Si nos tomamos en serio lo que somos, el centro-derecha es una última medida de devoción frente al cínico oportunismo de la izquierda, y ningún proyecto generoso será creíble si los que tienen que ser generosos en primer lugar, cediendo el paso a los que pueden ganar, se aferran al sillón con cargo al sufrimiento de todos los españoles y a cambio de una ilusión que nunca va a realizarse. Además, para España, no puede continuar siendo una ilusión lo que sin duda resulta una necesidad vital que ha de concretarse cuanto antes.
Sólo la presidenta Ayuso tiene la fuerza y el instinto para unir a la derecha, para pastorearla, para ser imaginativa ante la crisis, poniendo a trabajar de la mano al sector público y al privado. Sólo ella ha encontrado una voz política basada en la libertad, en la creación de riqueza, en el respeto a los que trabajan y crean puestos de trabajo, una voz de vocación mayoritaria, escuchada y celebrada tanto en Madrid como en Cataluña: y por primera vez en mucho tiempo, los catalanes hemos tenido la sensación de que por fin se nos dibuja una solución no sólo para evitar los problemas sino para superarlos y estar en disposición de podernos volver a poner en marcha como economía y como sociedad moderna y avanzada.
Sobre todo para el centro-derecha reformista, la política no puede ser perder el tiempo, ni el dinero, en ensoñaciones personales que no llevan a ninguna parte. Pablo Casado ha tenido tiempo de sobra para entender lo que para cualquiera con dos dedos de frente es evidente, y es que nunca será presidente. Si aún no lo ha entendido, si realmente aún piensa que podrá lograrlo, es que tiene incluso menos inteligencia política de la que yo le concedo. Pero si se ha dado cuenta -y yo estoy convencido de ello- y no se aparta y favorece el liderazgo de la presidenta Ayuso, está fallando en su lealtad al pueblo español, abandonándolo sin esperanza en las garras del peor gobierno de su Historia. Podemos perdonar al que perdió pero nunca al que por arrogancia nos mantuvo cautivos en lugar de ayudarnos a ser prósperos y libres.
Pablo Casado no está ya en condiciones de evitar que la presidenta de Madrid lidere. Sólo puede decidir si se va «sin tutelas ni tutía» o da un último espectáculo de impotencia haciéndonos a todos la noche más larga.
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