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Editorial ABC

La ruina laboral de España

Los datos del paro han superado ya las pésimas cifras de la crisis de 2008. Ni el maquillaje le sirve ya a Sánchez para negar la evidencia

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Los datos de desempleo conocidos ayer -casi 1.100.000 parados más durante el segundo trimestre- demuestran que nada en España está bajo control, que todo responde a la improvisación y la propaganda del Gobierno, y que cuando Pedro Sánchez dice que «nadie se quedará ... atrás» es solo un eslogan. España se enfrenta hoy a una catástrofe, y no caben ya más interpretaciones buenistas de las cifras ni más edulcoraciones «progresistas» de los datos. España ha pasado del estado de alarma a un peligroso estado de ansiedad ante los engaños de un Gobierno apoyado en la mentira. Sánchez e Iglesias ofenden al sentido común, y cuando la amenaza de un otoño repleto de «colas del hambre» crece, la advertencia no es retórica. España no solo está en una situación crítica, sino en manos de un Gobierno incompetente, carente de iniciativa e incapaz de prever la evolución de la pandemia. Por desgracia, la Encuesta de Población Activa de ayer nos retrotrae a los umbrales de una España pobre. No es una advertencia de agoreros, sino el clima real que se empieza a instalar en un país sin peso exterior, sin capacidad de maniobra, manejado por un ideologismo rancio y divisor, y sometida al arbitrio de autonomías traicioneras como Cataluña. Sánchez está sordo y ciego ante lo que ocurre, pero las advertencias que le llegan desde Europa no parecen ser suficientes. Solo admite aplausos fingidos de sus ministros, minutos gloriosos de telediario y demagogia sin fin.

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