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Rosa Belmonte

Rajoy no es Cindy Crawford

El presidente ya no se atreve a sostener la virtud de fumar, pero sí se atreve a sostenerse a sí mismo

Rosa Belmonte

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Salí de «El honor de los Prizzi» queriendo ser asesina. Bailar en las bodas con la cartera bajo el brazo y una pistola dentro. Salí de «Los puentes de Madison» queriendo fumarme a Philip Morris y a su abuela por culpa de Clint Eastwood y ... Meryl Streep, quien mejor ha fumado en el cine. Lo de la pistola no, pero lo de fumar sí lo hice. Lo volví a hacer y luego lo dejé. «I don’t smoke anymore», como dice Tippi Hedren vehementemente en el documental de «Los pájaros». Lo dice como si lo que hubiera dejado fuera el descuartizamiento de niños (bueno, de manera vicaria lo haría después: en «Roar» los leones casi se comen a Melanie Griffith). La Organización Mundial de la Salud pide que las películas en las que salga gente fumando sean clasificadas para mayores y muestren una advertencia antes del comienzo. Pese a las restricciones de todo tipo, el cine sigue siendo una de las vías que muestran a los adolescentes el tabaco, recuerdan desde la OMS. Vaya, se muestra el tabaco, las armas, el amor, las mujeres malas… Pero ninguna de esas maravillas mata cada año a seis millones de personas. Ni cuesta un dineral a los servicios sanitarios.

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