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Los piños rotos

SANTO subito proclaman los bárbaros en Internet al exaltado que le ha roto literalmente la cara a Berlusconi, al que por lo visto resulta más fácil dejar sin dientes que sin poder porque para ganarle las elecciones es menester algo más que la breve oportunidad ... de sacudirle un arrimón con lo primero que venga a mano. Tanto la incivil agresión como la espontánea glorificación del culpable representan una desdichada metáfora de la impotencia de una sociedad para liberarse de un gobernante que ejemplifica y representa sus vicios colectivos más inconfesables, y que en cada victoria retrata el subconsciente de unos conciudadanos que luego no soportan verse en el espejo de su perfil populista y jactancioso y olvidan que en democracia todo pueblo acaba, tarde o temprano, teniendo el gobierno que se merece.

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