Suscribete a
ABC Premium

Moratinos y la democracia en Cuba

EL ministro de Asuntos Exteriores realiza una nueva visita oficial a Cuba con la intención de reforzar las relaciones con la dictadura y en la que, de nuevo, tampoco verá a los disidentes de la isla. No resulta muy convincente rasgarse las vestiduras apelando a ... los principios democráticos y retirar ruidosamente al embajador en Honduras cuando, al mismo tiempo, se sonríe de forma entusiasta a un régimen que hace medio siglo que no ha convocado una elección ni ha tolerado la menor crítica. En su día, el Gobierno socialista adujo que la política de contactos con los disidentes democráticos no había producido ningún resultado, lo cual es falso: para el castrismo representaba una amenaza colosal porque esos disidentes son la prueba incontestable de que en Cuba hay una dictadura. Ningún gobierno debería avergonzarse de reconocer con un apretón de manos en público el esfuerzo de los que trabajan pacíficamente por la democracia. La recepción del 12 de octubre de 2003 en la Embajada de España en La Habana -a la que fueron invitados con honores aquellos que defienden la libertad y los Derechos Humanos- fue uno de los desafíos políticos más peligrosos que ha vivido la dictadura, y el cambio promovido por el Gobierno socialista en la Unión Europea representó por ello un bálsamo salvador para los Castro. Es más, Moratinos no puede negar que esa política de sonrisas que ha mantenido el Gobierno socialista en los últimos cinco años no ha hecho cambiar ni un centímetro al régimen cubano o, si acaso, ha contribuido a consolidar a una dictadura agonizante.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia