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La tercera

Elogio de la inconsecuencia

«Las ideas que condujeron al delirio y al abismo forman parte de la Historia. Pero, también es cierto que, al socaire de la pandemia del Covid-19 y la crisis económica que conlleva, se está reconstruyendo un nuevo discurso de la consecuencia. En España, por ejemplo»

Miquel Porta Perales

En política, el actuar de forma consecuente con la idea que se defiende puede conducir a la tragedia. Lo recuerda Hans Magnus Enzensberger en «El fin de la consecuencia» (1982). Señala el ensayista y poeta alemán que cualquier doctrina económica aplicada consecuentemente acaba hundiendo el ... sistema que defiende, que el capitalismo consecuente lleva al despotismo, que el comunismo consecuente culmina en el campo de concentración, que el crecimiento económico consecuente implica la destrucción de la biosfera, que el ecologismo consecuente desemboca en una agricultura paleolítica, que la defensa consecuente de la seguridad estatal acarrea un grado de violencia difícilmente admisible. Y Hans Magnus Enzensberger remataba la faena con -decía- «una pequeña anécdota» que merece ser contada por su carácter esclarecedor.

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