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Las mentiras útiles

La virtud es exigible para unos y para otros ya veremos, que tenemos que ceder cosillas a nuestros socios malandrines

Carmen Calvo, vicepresidente del Gobierno EFE
Rosa Belmonte

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Cioran a quienes le reprochaban su incoherencia les contestaba que nunca había pretendido ser coherente. Carmen Calvo podría citar al rumano pero ella es más de Hanna Barbera y sus malditos roedores. Después de que Torra prometiera atacar al Estado, la vicepresidenta dijo que la ... frase es «absolutamente inaceptable, pero con una frase no se ataca al Estado». Parole, parole, cantaría Mina. Así que ni 155 ni otras medidas si no hay motivo. Hasta que llegue con una alfaca como el de la comisaría de Cornellá (tras el grito de «Alá es grande», le pegaron unos tiros al energúmeno). Claro que él tenía frase y, además, cuchillo. Ese desprecio por una frase, y aquí viene la incoherencia, contrasta con su preocupación por el lenguaje tontusivo. Menos mal que la Real Academia recuerda que «no están generalizadas entre los hablantes cultos las propuestas del llamado lenguaje inclusivo». Alguno saldrá con Evelyn Waugh afeando a su amiga Nancy Mitford que en el fondo lo del lenguaje adecuado (U o no U, de la clase alta o no) se utilizaba para identificar a los NLO (not like one, que no son como uno). Y que eso no eran más que prejuicios y creerse superior. Vale. ¿Superior a Carmen Calvo?

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