Ahora ya sabemos, Pedro
Ahora ya sabemos que Sánchez no entiende de líneas rojas, ni verdes, ni moradas, ni azules
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Iniciar sesiónAhora ya sabemos para qué suspendió Pedro Sánchez su viaje a Moldavia, y para qué renunció a seguir haciéndose fotos como el aliado sobrevenido y más impostado de Zelenski. O como el pretendido salvapatrias europeo que en realidad no es. Ahora ya sabemos que Pablo ... Iglesias tenía razón cuando dio la bienvenida a Arnaldo Otegi, no ya como el hombre de paz que nunca es, sino como partícipe blanqueado de la “dirección del Estado” y mirlo blanco de una democracia ejemplar. Muy de izquierdas, por supuesto. Ahora ya sabemos que Sánchez no entiende de líneas rojas, ni verdes, ni moradas, ni azules. Solo entiende de sí mismo, mientras el PSOE agacha, sumiso, su historia en democracia, su bagaje de socialdemocracia constructiva, y su cabeza y dignidad, a su particular ‘duce’ de la nueva política. No es la política de los pactos, ni la del diálogo, ni la de los consensos, ni la de los acuerdos. Es la inclinación subrogada. Después, surgirá quien pretenda salvar a ministros con vitola de solventes, de moderados, de ecuánimes, de responsables. Nadia Calviño, Margarita Robles, José Luis Escrivá… todos se esconden tras una mesa del Consejo de Ministros que en el fondo deberían repudiar porque saben en su fuero interno que no les representa. La bilis está sobrevalorada, pero todos tenemos un poco de eso ahí guardado, muy adentro. Ellos sabrán qué impulsos, qué pulsión de poder y qué dosis de egolatría les incita a continuar ahí sentados, soportando desprecios de alimaña de sus propios compañeros de gabinete, y a sabiendas de que cualquier día, en cualquier momento, Sánchez, que no es precisamente un modelo de lealtades, les arrojará por el segundo piso de La Moncloa como hizo el Comité Federal de su propio partido con él.
El PSOE y Bildu. Bildu y el PSOE, con ERC de comparsa repartiéndose los papeles de espiados ofendiditos y muletas útiles al sanchismo en nombre de la salvación de la izquierda. Esos ministros, sí, esos, son hoy cómplices de Bildu. Y Bildu asume una parte sustancial de la dirección del Estado gracias a ellos. Da igual si Sánchez telefoneó anoche a Otegui o no. O si quedaron para tomar chiquitos tras cualquier ‘ongi etorri’ de finde borroka. Es lo de menos saber cómo negocia su propia supervivencia. Lo determinante es la perversión. Hace unos días, Carmen Calvo dudaba que fuera constitucional pactar con Vox. ¿De verdad se lo cree? Ni como pose discursiva y retórica resulta válida. Ni como ‘postureo’ político sirve el argumento. Solo rezuma una superioridad moral excluyente y cínica si después aplaude desde su escaño, que lo hace, la renuncia del PSOE a ser el PSOE aclamando a Bildu por aprobar un decreto.
Tanto han somatizado algunos el sanchismo -sí, Calviño, Robles, Escrivá, Calvo…- que han renegado de sí mismos. Han renunciado a su trayectoria y se han mimetizado en la colocación alegal de una ministra como fiscal general del Estado, en la aprobación de decretos ilegales de alarma, en la gestión egocéntrica, casi pantocrática, de una pandemia, en la claudicación sumisa de indultos y excarcelaciones a golpistas separatistas, en espionajes ilegales… Tantas lecciones daban, y han polarizado a la sociedad hasta recrear ideologías extremistas que la democracia había proscrito, han paseado a Franco en helicóptero 45 años después de enterrado, han cultivado la cultura de la muerte, han mentido, han adulterado el modelo educativo, han proscrito el español en España, han privilegiado a etarras prematuramente y sin merecimiento… Y no, nadie vive mejor que antes. Muchos han quedado atrás. ¿De qué presumen? Solo les queda vitorear a Otegi por su clemencia y conmiseración. Y que el Estado le dé las gracias porque pagamos veinte céntimos menos por litro de gasolina. Gracias Arnaldo, de veras. Ni siquiera hielan ya la sangre de nadie. Es granito líquido lo que corre por sus venas. Y el martes que viene, de nuevo Consejo de Ministros. Y aquí no ha pasado nada. Ahora ya sabemos, Pedro.
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