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Visto y no visto

El mandato

El Sistema sustituye el mandato imperativo por esa disciplina de partido por la cual el diputado representa a su elector: el jefe que hace las listas

Ignacio Ruiz-Quintano

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De la investidura hemos salido con la cabeza caliente y los pies fríos por culpa del mandato imperativo. O sea, el mandato.

El mandato (poder que el poderdante da al apoderado) es la perra que cogió un cura loco, el abate Sieyes, a quien «no ... le gustaban ni los reyes ni los pueblos, ni los hombres ni las mujeres», sino únicamente «él y el dinero». Con esa perra de caza (pura «funambulia grecizante», que diría el clásico) ayudó a desatar la Revolución francesa, al cabo de la cual, cuando le preguntaron qué había estado haciendo, respondió: «He vivido». Y se puso a redactarle una Constitución a Napoleón como Errejón a Evo.

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