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Inmigración: abusos y rectificación

El Gobierno catalán, presidido por José Montilla, va a implantar una política de auténtica asimilación de los inmigrantes que residan en Catalaña que deja corto el «contrato de integración» que en su día propuso el PP. El tripartito sólo expedirá el certificado de arraigo a ... los inmigrantes que acrediten conocer la «sociedad de acogida» y la lengua catalana, dando cuerpo a una inmersión lingüística dudosamente compatible con el correlativo reconocimiento de derechos de otra naturaleza a través de la ley estatal de inmigración, porque el idioma oficial en España es el castellano. Con razones acertadas el PP se opone a este plan sobre inmigración porque considera que la Generalitat se entromete en competencias del Estado. La fragmentación interna de políticas y legislaciones acerca de la inmigración puede reproducir a escala nacional las contradicciones que la Unión Europea ha querido zanjar con una estrategia común a todos los Estados miembros. La asimilación sólo a la cultura y la lengua cooficial de una determinada autonomía genera una nueva fuente de segregación para los inmigrantes y dificulta su movilidad por el territorio nacional. La inmigración ilegal es un problema serio para el futuro de la sociedad española, al igual que para el resto de sociedades europeas, y resultaría inexplicable que la convergencia que se está construyendo para Europa se deshiciera entre las autonomías españolas. Pero el problema de fondo ya no es que un determinado gobierno autonómico nacionalista se tome unas libertades legislativas que no le corresponden, sino que promueva políticas sobre asuntos generales al amparo de un Estatuto que lo permite porque ha dividido el ejercicio de la soberanía nacional.

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