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Editorial ABC

Illa se despide con otro engaño

La designación de Illa como candidato de los socialistas catalanes a la Generalitat es la última exhibición de un método de gobierno sustentado en el artificio y la impostura

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La evolución de los acontecimientos está demostrando que el Gobierno de Sánchez orienta la gestión de la pandemia por la Covid-19 como una oportunidad para obtener rentabilidades políticas. La falta de criterio científico, las improvisaciones, las contradicciones en los mensajes y el sectarismo de ... algunas decisiones, como el estado de alarma impuesto solo a la Comunidad de Madrid, ya revelaban que el Gobierno medía sus pasos con el interés de un inversor: máxima rentabilidad con el mínimo riesgo. Si las cosas iban mal la culpa siempre sería de otros -los sanitarios, los ciudadanos, Ayuso-, pero si iban bien, siempre se debería a la dirección política del Gobierno. Con este planteamiento, Sánchez aspiraba a salir indemne de la crisis sanitaria y a sacarle el máximo rendimiento político. Y lo está consiguiendo porque el temor al virus ha alterado las prioridades de los ciudadanos, que empiezan por su salud y su trabajo. El despropósito de un Gobierno sustentado por comunistas desfasados, por golpistas del separatismo catalán y por albaceas de ETA se camufla en la preocupación vital del ciudadano por salir adelante y en las restricciones a las manifestaciones públicas.

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